PRECAMPAÑA ELECTORAL / LA POLEMICA NACIONAL
Elijan: sentido común o xenofobia perversa
El Mundo, , 09-02-2008EL PP QUIERE UN CONTRATO PARA INMIGRANTES. Cuando la población inmigrante descubre lo que es el rebrote del paro en España, las propuestas de Rajoy desatan tanto las diatribas de unos como los parabienes de otros. A favor, ABC defendía en un editorial la idea, porque «tiene la virtud de romper el monopolio de la corrección política que pesa sobre la inmigración y de obligar a los partidos a debatir soluciones concretas. (…) Las críticas desaforadas de los socialistas, tachando de xenófoba y racista la propuesta del PP, reinciden en los argumentos del progresismo más previsible y superficial; también del que resulta menos eficaz para afrontar el problema que todas las sociedades y gobiernos europeos consideran como uno de los más graves a corto y medio plazo».
A su vez, EL MUNDO resaltaba la «contradicción en toda regla» de la izquierda: «Por una parte, defiende con ardor la igualdad de las mujeres y por otra respalda el multiculturalismo, que consiste en aceptar las costumbres musulmanas que reducen a la mujer a un mero objeto propiedad del marido».
En las antípodas andaba El País: «Rajoy imagina que ha identificado un problema donde no lo hay (…). La amalgama de compromisos que contiene el contrato de integración lleva a la sorprendente conclusión de que, en unos casos, Rajoy parece conceder más importancia a la firma de un candidato a inmigrar que a las normas que aprueba el Parlamento». (Asimismo decía El País: «El programa del PP también incluirá la aprobación de una ley restringiendo el uso del velo en las escuelas. Resulta incongruente que un partido que defiende la enseñanza obligatoria de la religión católica proponga limitar los símbolos de otros credos». Es difícil tomarse en serio la argumentación de quien miente sobre la mayor: el PP nunca ha propuesto «la enseñanza obligatoria de la religión católica». Es el clásico argumento, tan retorcido como falaz, de los sofistas de la calle de Miguel Yuste).
Su columnista Soledad Gallego – Díaz hace una ominosa predicción: «Los estrategas electorales del Partido Popular parecen desconocer la capacidad de movilización que todavía tiene en una parte del electorado español la amenaza de reducción de derechos». También Javier Ortiz, en Público, vaticina la ruina electoral para estas propuestas «perversas»: «Viéndose en la urgencia desesperada de recolectar votos como sea, Rajoy apela ahora al voto xenófobo. Y es verdad que en España hay bastantes xenófobos, pero pocos que quieran retratarse como tales».
Alguna expresión de Rajoy provoca polémica. Así, Ignacio Camacho le corrige en ABC sobre eso de las «costumbres españolas» y le pide que se compre un diccionario: «Moeurs: principios, valores». Pues no exactamente: moeurs significa costumbres, en primera acepción, y moralidad, solamente en segunda. Y no está nada claro que Sarkozy haya exigido la segunda y no la primera. Si quería haber reclamado adecuación a los principes o a las valeurs, así lo habría hecho. (Cada día se desconoce más aquí la lengua de Molière y de Hergé…). Faustino F. Alvarez, en La Razón, se lo toma a pitorreo: «De todas estas condiciones, la que resulta más inquietante es la de respetar las costumbres, si es que por ley les van a obligar a hablar a voces en las tabernas, a dormir la siesta, a cabrearse con los otros automovilistas si van al volante, a decir ‘usted no sabe con quién está hablando’…».
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