CARMEN DEL RIEGO / JUAN CARLOS MERINO – Madrid
El PP no retrocederá ante las críticas. Todo lo contrario. Está convencido de la bondad de su propuesta de contrato de integración para los inmigrantes, que persigue, según fuentes del PP, el respeto a los principios y valores que rigen nuestra sociedad, y entre ellos, la igualdad entre hombres y mujeres.

Esa es la razón de que además del contrato de integración, el PP vaya a incluir en su programa electoral la regulación del uso del velo islámico. Esa regulación podría incorporarse, bien en la ley de igualdad, para señalar que la prenda no supondrá discriminación de la mujer, o en la ley de educación, de forma concreta o dejando en manos de los centros educativos el uso del velo.

Sólo la incorporación de este uso a la ley hará que se le pueda exigir a los inmigrantes su cumplimiento como parte del contrato de integración. El PP precisó ayer que los inmigrantes deberán firmar dicho contrato, con valor jurídico, al año de residencia en España.

El secretario de libertades públicas del partido, Ignacio Astarloa, dejó claro que no se trata de poner en el contrato una lista de costumbres, valores o reglas, sino de que los hábitos sociales que garantizan la igualdad sean de obligado cumplimiento, aunque vayan contra sus tradiciones. Algunos de los problemas detectados, según el PP, son que algunos padres impiden a sus hijas musulmanas asistir a clases de gimnasia o exigen que coman en mesas separadas de los niños. También explican la prohibición de algunos musulmanes a que sus mujeres o hijas sean tratadas por médicos varones.

El secretario de economía del PP, Miguel Arias Cañete, avivó por su parte la polémica con unas declaraciones sobre los inmigrantes por las que después pidió perdón, “en nombre de todos los españoles”, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Cañete justificó la propuesta de Rajoy en el deterioro de los servicios desde que los desempeñan los inmigrantes y recordó con nostalgia a “aquellos camareros a los que pedíamos un cortado, una tostada con crema, una con manteca colorada, una de boquerones en vinagre y te lo traían rápidamente con enorme eficacia”. Y atribuyó el colapso en las urgencias hospitalarias a que los inmigrantes “han descubierto la grandeza” del sistema sanitario español: “Alguien que para hacerse una mamografía en Ecuador tiene que pagar el sueldo de nueve meses, viene aquí y tarda un cuarto de hora”.

Zapatero, en un mitin en Teruel, pidió disculpas por las “ofensas discriminatorias” del PP: “Les parece bien que los inmigrantes hagan trabajos duros, pero les parece mal que se puedan hacer una mamografía”.