A LBRICIAS! Empezamos a hablar de lo que de verdad importa. Mariano Rajoy ha puesto sobre la mesa el problema de la inmigración con algunas propuestas. Muchos han mostrado su desacuerdo porque no tienen consistencia jurídica y otros simplemente las rechazan porque son del contrario. Pero si sirven para buscar puntos de consenso, para afrontar un tema que es uno de los problemas más importantes, bienvenida sea la propuesta.

Tenemos cuatro millones de inmigrantes, cuatro veces más que hace apenas unos años y, seguramente la mitad de los que vivirán en nuestro país antes de diez o quince años. Los necesitamos para crecer, para afianzar nuestra economía, nuestra Seguridad Social y hasta nuestra demografía. En la mayoría de los casos vienen para cubrir los puestos de trabajo que los españoles no quieren cubrir… incluso aunque no tengan trabajo. Deberían tener los mismos derechos y las mismas obligaciones que los ciudadanos que han nacido en España. No debería haber más fronteras que las de la humanidad. Pero si hay crisis, y ya empieza, los primeros que van a pagarla son ellos.

Muchos de los que vienen no tienen profesión, no conocen nuestra lengua, tienen costumbres radicalmente diferentes y, en algunos casos, algunos de esos hábitos van contra los derechos humanos. Hay que respetar su cultura y ellos deben acomodarse a una sociedad que les acoge. En muchos centros escolares hay aulas de integración para hacer más fácil la adaptación de un escolar de 10 o 12 años a un nuevo idioma o a los conocimientos de sus compañeros de edad. A nadie le parece mal ese refuerzo, ese explicarles cómo es el país al que han llegado, cómo pueden formar parte de él, su lengua, qué derechos tienen y qué obligaciones. También los mayores deberían tener una acogida especial. Seguramente podrían recibir formación especializada para la integración profesional en nuestra sociedad. Hay que evitar los guetos, las exclusiones, las distancias.

Yo no sé si Rajoy tienen razón al plantear algo parecido a un “contrato”. Zapatero y Rubalcaba se han apresurado a calificar de xenófobo el planeamiento adelantado por el candidato del PP y han dicho que lo único que tienen que hacer es cumplir la ley. No es suficiente. En Cataluña, por citar un ejemplo de casa, quieren penalizar al que no sepa catalán, pero es “malo” pedir lo mismo en España.

Hay que abrir un debate serio, reflexivo, abierto, con datos, respetuoso, con participación de todos sobre la inmigración. Saber hacia qué sociedad vamos y qué hay que hacer para sea una sociedad de convivencia e integración.

Es un tema fundamental para la buena salud de la sociedad española. Aquí cabemos muchos más, pero la sociedad está cambiando. A los políticos no les interesa el futuro ni las tendencias. Viven el presente y se arrojan el pasado a la cara. Hablemos claro. La campaña electoral es un buen momento para hacerlo.