CANELA FINA
Matrimonios de conveniencia
El Mundo, , 08-02-2008- Mujeres ya tengo cuatro. No necesito ninguna más. Prefiero dos cabras. Las cabras dan leche y no hablan, me dijo el hechicero de una tribu bakonga durante la guerra del Congo, allá por 1963.
El matrimonio por conveniencia sigue siendo lo habitual en una buena parte del Africa negra. También es así en el mundo islámico y en sectores copiosos del hinduismo y el budismo. Los padres deciden los enlaces de los hijos, que van acompañados de la dote correspondiente.
Hasta bien entrado el siglo XIX, también en Europa el acuerdo entre los padres decidía las bodas. Matrimonios de conveniencia, en fin, contra los que se rebeló el romanticismo. Para casarse, la mujer era la mujer y la circunstancia de su dote. Una atrocidad de siglos. Durante la pasada centuria, la sociedad europea, y con ella la sociedad española, se desembarazó de los grilletes del matrimonio de conveniencia. El amor, la pasión, la ambición, han sustituido al acuerdo entre los padres. Un avance social que ha dejado in púribus a siglos de sumisión y no pocas desdichas.
Y de pronto, han saltado de nuevo en España las cabras del matrimonio por conveniencia. Es muy difícil contar datos reales contrastados. Pero un número creciente de los matrimonios que se celebran en España – el inmigrante con una española, el español con una inmigrante – son matrimonios de conveniencia puros y duros. Se celebran para forzar la legalización. Existen incluso agencias en la red que facilitan el trato. Mujeres y hombres españoles están dispuestos por una dote de 20.000 o 30.000 euros a matrimoniar, permanecer un año casados y luego divorciarse. No será fácil poner freno al fraude entre otras razones porque muchos de esos enlaces se consuman realmente durante el tiempo en que la pareja comparte vivienda.
La vuelta a los matrimonios de conveniencia, aparte de la atroz realidad que reflejan, desvirtúa las estadísticas que tanto gusta esgrimir al periódico adicto. ¿Cuántos de los divorcios de los últimos años no son más que el remate de la farsa del matrimonio de conveniencia? Y en esa estadística de los matrimonios civiles frente a los religiosos ¿qué cifra habría que restar de los que se casan para legalizar la situación con el acuerdo establecido previamente del divorcio cuando se hayan cumplido las exigencias de la ley?
Quevedo se removería hoy impaciente. Menudo filón literario. De nuevo la picaresca en todo su esplendor. La España eterna otra vez, como siempre, en el fraude, en la trampa, en el disimulo, en el tapujo, en el cachondeo. Y los gobernantes, claro es, también como siempre, en babia.
Luis María Anson es miembro de la Real Academia Española.
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