Comentario Nacional Federico Abascal

Un maleficio en el PP

El Día, 08-02-2008

EL PP HA HECHO tres propuestas electorales sobre tres asuntos que en mayor o menor medida despiertan el interés nacional: la economía, la inmigración y el cambio climático. Para combatir la desertización del país lo bueno es la repoblación forestal, y Rajoy ha prometido plantar 500 (quinientos) millones de árboles en la próxima legislatura, si ganase las elecciones. Más de diez árboles por cada ciudadano, precisó el candidato del PP, a lo podría añadirse, dado el porcentaje de extranjeros en la población nacional, más de cien árboles por cada inmigrante.

Inmigración, ¿problema o fenómeno social? Si venciese en las urnas, Rajoy presentaría a la firma de los inmigrantes un contrato que les obligase, entre otras cosas, a cumplir nuestras leyes y a respetar y conocer nuestras costumbres, y a regresar a su país si llevasen un tiempo determinado sin encontrar trabajo. Deberían obligarse también a aprender nuestra lengua, ¿o lenguas?, y todo ello para facilitar la integración. Esta propuesta ‘popular’ ya se habría abierto paso en la agenda de iniciativas espectaculares de Sarkozy y hasta la habría acariciado algún nacionalismo catalán, pero ayer despertó críticas sarcásticas en el Gobierno, a cuyo ministro de Interior le llegaba un cierto tufillo xenófobo, y no digamos al líder de IU, Llamazares, quien veía en la propuesta lo peor de la Europa ultraconservadora. Bien es verdad que al cumplimiento de la ley ya obliga nuestro ordenamiento jurídico, por lo que ese punto contractual le parecía a la vicepresidenta De La Vega más bien “oportunista”, mientras que Rubalcaba pretendía enterarse de qué costumbres deberían respetar los inmigrantes, si las de Rajoy o las de él, las del señor Rouco o las de algún agnóstico. Se pedía un catálogo de costumbres, en el que debería incluirse obviamente la siesta, a la que elevó Camilo Cela a categoría de “yoga” nacional.

Pero lo que más debe interesar a la gente en estos días de esquizofrenia en las bolsas es el programa económico del PP, sobre el que el ex ministro Arias Cañete alumbró tres objetivos: alcanzar la rente per cápita de país como Francia, el Reino Unido o Alemania; crecer al 3,8% y rebajar la tasa de paro al 6, 5%, y lograr un superávit del 3% en las cuentas del Estado. Pero estos objetivos no podrían alcanzarse hasta el año 2011, dada la situación actual de la economía, que para el PP debe ser muy mala.

En veinticuatro horas ha adelantado el PP tres propuestas de calado, sobre tres cuestiones de auténtico interés nacional, pero como si este partido llevase incorporado un extraño maleficio, alguien se encarga de destruir los buenos efectos previsibles veteándolos de cargas negativas, y este tarea parece haberse especializado Arias Cañete, quien ayer pidió perdón por haber calificado de “brutal” el decreto que el Gobierno debería haber firmado para luchar contra la crisis – "Crisis, what crisis? – económica.

Pero dentro de unos días deberá pedir nuevamente perdón por su apasionada declaración contra unos inmigrantes que “han descubierto la grandeza de nuestro sistema Nacional de la Salud” y lo colapsan. Adujo este dirigente “popular” este ejemplo: para hacerse una mamografía, en Ecuador hay que desembolsar el salario de nueve meses, y aquí va a urgencias y “se la hacen en un cuatro de hora”. Y no comparemos los antiguos camareros españoles, que atendían al instante, con quienes los han sustituido. Tufillo o tufarada de xenofobia. Un maleficio que tiene solución, porque puede extirparse, mediante jubilaciones tan anticipadas como oportunas.

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