JOSEP GISBERT – Barcelona

MEDIDAS DRÁSTICAS El presidente del PP garantiza la expulsión de los extranjeros que sean delincuentes

ALIANZAS EUROPEAS Rajoy se jacta de tratar con Sarkozy y Merkel de una política común para la UE
Mariano Rajoy presentó ayer sin tapujos su programa en materia de inmigración para el 9-M. Y lo hizo desde Catalunya – zona especialmente sensibilizada por la cuestión por ser la autonomía que concentra el mayor índice de inmigrantes extranjeros de España-, en la clausura de una jornada monográfica que el PP dedicó justamente a la integración y convivencia de la inmigración. La propuesta estelar que el aspirante a presidente del Gobierno dejó sobre la mesa fue, sin duda, la implantación de un contrato de integración para los inmigrantes que quieran obtener permiso de residencia en España para un plazo de tiempo superior a un año. Este compromiso tendría valor jurídico y establecería, en la práctica, los límites de la relación entre las dos partes.

Los inmigrantes, de acuerdo con este contrato, se comprometerían “a cumplir las leyes, a respetar las costumbres de los españoles, a aprender la lengua, a pagar sus impuestos y a trabajar activamente para integrarse” y aceptarían el requisito de “regresar a su país si durante un tiempo no logran encontrar empleo”. La sociedad española, a cambio, les concedería “los mismos derechos y prestaciones que a un español”, les ayudaría en su integración y, entre otras cosas, “respetaría sus creencias y costumbres siempre que no fuesen contrarias a las leyes españolas”.

El contrato de integración de Mariano Rajoy guarda, de hecho, muchas similitudes con el planteamiento defendido por CiU para las elecciones autonómicas del 2006 y que suscitó fuertes críticas, del PP incluido. Artur Mas propuso entonces que los inmigrantes sellaran un contrato con Catalunya y que se valorara su grado de integración a través de una especie de “carnet por puntos” que Josep Piqué tachó de “disparate” y “frivolidad”.

La voluntad del presidente del PP fue dejar claro, en cualquier caso, que, al contrario de lo que entendía que no había hecho José Luis Rodríguez Zapatero en la actual legislatura, España dejaría de ser el paraíso de la inmigración ilegal, si él llegaba a la Moncloa. En este sentido, garantizó que “nunca habrá más regularizaciones masivas”, se comprometió a expulsar a los extranjeros que sean delincuentes aunque tengan permiso de residencia, y anunció la reforma de los cauces de entrada de los inmigrantes a fin de incrementar el control en fronteras y aeropuertos y de agilizar los trámites para la repatriación de los ilegales. Delimitar las condiciones de la reagrupación familiar es otra propuesta que Mariano Rajoy intentará aplicar para que “pueda venir la familia directa, pero la reagrupación no pueda prolongarse hasta el infinito”.

La política de inmigración debe tener también, a juicio del presidente del PP, una planificación clara en el ámbito económico, terreno en el que planteó la creación de una agencia de inmigración y empleo que, de acuerdo con las demandas de las empresas, facilitaría la contratación en origen de trabajadores extranjeros y contribuiría a su formación. Y la guinda la puso al mostrarse partidario de la necesidad de establecer una política de inmigración común en el seno de la Unión Europea, de la que se jactó de haber hablado en el encuentro que tuvo la semana pasada con Nicolas Sarkozy y Angela Merkel, en velada alusión a la falta de apoyos en Europa que considera que había cosechado la actuación de José Luis Rodríguez Zapatero en este terreno con su polémica regularización masiva.

Las condiciones del contrato

- Cumplir las leyes

- Respetar las costumbres españolas

- Aprender la lengua

- Pagar impuestos

- Trabajar activamente para la integración

- Regresar al país de origen si tras un cierto tiempo no se encuentra empleo

OTRAS MEDIDAS

Más control

- Clarificación de las condiciones de la reagrupación familiar

- Nunca habrá más regularizaciones masivas

- Expulsión de los delincuentes extranjeros aunque tengan permiso de residencia

- Más vigilancia en fronteras y aeropuertos