Propone que se comprometan por contrato a «respetar las costumbres de los españoles» y a aprender el idioma

El PP considera que la situación económica se deteriorará aún más en los días que restan hasta la celebración de las elecciones. Rajoy es consciente de que esa será una de sus principales armas durante la campaña y no quiere que ese asunto monopolice ahora la agenda hasta el punto de agotar el debate antes de que empiece la verdadera batalla. Por ello, ha decidido introducir nuevos temas de conflicto en la precampaña. Ayer puso sobre la mesa la cuestión de la inmigración asociada a la inseguridad. Y lo hizo desde una posición de firmeza. El presidente del PP prometió que si llega al Gobierno promoverá la expulsión de los extranjeros que cometan delitos, incluso de los inmigrantes que cuenten con permiso de residencia.

Estudiar el español

Durante un acto sobre inmigración celebrado por el PP en Barcelona, Rajoy se comprometió a simplificar «los procedimientos administrativos» y a agilizar las repatriaciones. Junto a estas medidas, propuso implantar «un contrato de integración» que deberán firmar todos los inmigrantes que lleven más de un año en España. En ese contrato, que tendría «valor jurídico», el Estado garantizaría a cada extranjero «los mismos derechos y prestaciones que a un español» y se comprometería a «enseñarle la lengua», a «ayudarle en su integración» y a «respetar sus creencias y costumbres, siempre que no sean contrarias a las leyes españolas».

A cambio, los inmigrantes deberán comprometerse a cumplir con la legislación vigente, a aprender el idioma español, a pagar impuestos y a «respetar las costumbres de los españoles». Además, todo extranjero que pretenda obtener un permiso de residencia de más de un año deberá comprometerse también a «regresar a su país si no encuentra empleo».

En lo que afecta a la seguridad, Rajoy propone modificar el Código Penal para expulsar a los inmigrantes, con papeles o sin ellos, que hayan delinquido. «Han venido a España muchos delincuentes extranjeros», indicó Rajoy, que se mostró «abierto a los inmigrantes que quieran vivir, trabajar y crecer con nosotros», pero advirtió de que su Gobierno «cerrará la puerta a todos aquellos que atenten contra la seguridad y la tranquilidad de los españoles».

El líder del PP culpó a Zapatero de los problemas que a su juicio genera en este momento la inmigración y prometió que si él gobierna «no habrá más regularizaciones masivas».

«Hace tres años, sin consenso, sin pedir opinión a la oposición ni a los socios europeos, este Gobierno regularizó a 700.000 personas», insistió Mariano Rajoy, quien garantizó que en el caso de que llegue a la Moncloa transmitirá desde el Ejecutivo central «la idea de que en España no se puede entrar ilegalmente».