Los chinos de Gipuzkoa despidieron el año del Cerdo con cenas en familia

Casi medio millar de inmigrantes del país asiático dieron la bienvenida al año de la Rata, el 4.807 en su calendario«Es buen año para inversiones, pero tiene riesgos»

Diario Vasco, MIKEL SORO, 07-02-2008

san sebastián. DV. Medio millar de chinos celebraron ayer en Gipuzkoa la nochevieja del año del Cerdo, que finalizaba a medianoche. Hoy se reunirán para comer y dar la bienvenida al año de la Rata. Es el año 4.807, si la memoria de los consultados en Donostia no les falla. El calendario lunar chino tiene también doce meses. En vez de nombres romanos poseen denominaciones de animales tradicionales del gigante y milenario país asiático que representan los doce signos del zodiaco chino: Shu (Rata), Niu (Toro), Hu (Tigre), Mao (Conejo), Long (Dragón), She (Serpiente), Ma (Caballo), Xang (Cabra), Hou (Mono), Ji (Gallo), Gou (Perro) y Zhu (Cerdo). El año comienza cuando el sol entra en Piscis, con la primera luna nueva.
El año de la Rata que comienza hoy, 7 de febrero, no se perfila tan bueno en la tradición china como el saliente, el del cerdo. Dicen que muchas mujeres chinas, dentro y fuera de las fronteras, se han apresurado a dar a luz por medio de cesáreas para que sus hijos nazcan antes de la pasada medianoche.
Pero las tradiciones parece que ya no afectan tanto a los chinos del siglo XXI. «La rata no es mal año. Es bueno para invertir aunque también tiene riesgos». Lo dice Carlos Liao, que lleva dos décadas en Euskadi, regenta un acreditado restaurante chino en el barrio donostiarra de Gros y además es presidente de la comunidad china en Gipuzkoa. Empieza el nuevo año en la medianoche de cada luna menguante de febrero «porque es un calendario lunar de 366 días», explica.
Carlos se reunió ayer con su familia para celebrar la nochevieja después de regresar expresamente de una visita a una bodega de Valladolid. «Es una fiesta familiar, muy importante para nosotros. Nos reunimos unas cuarenta personas. Cenaremos – contaba ayer por la tarde – a las doce en punto un menú con platos cocidos o al vapor», detalla Liao.
Chaoming, una mujer que lleva seis años en Donostia trabajando en un restaurante del centro donostiarra, lo celebrará «sólo con mi hija, de 24 años, que trabaja en Irun y los fines de semana ayuda en el comedor aquí. ¡Pobrecitas, ja, ja! Pondremos una mesa grande y mucha comida: pescado, carne. Mañana, año nuevo, a pasear». Chaoming lamenta no poder estar en estas fechas con sus padres y hermanos «que se reúnen en Pango, el pueblo de China donde viven». Celebración y poco más. Luego, a trabajar. «En mi país disfrutan de 21 días de fiesta – de ahí el caos de gente en las estaciones y aeropuertos colapsados por la nieve – pero aquí no podemos cogerlas», dice Carlos Liao. A cambio celebran la Navidad y el Año Nuevo en su lugar de residencia.
La celebración sirve para «hablar del año que acaba y del año que viene. Pedimos al nuevo año unión, fuerza, salud y riquezas. Salud sobre todo para trabajar y poder ganar dinero», dicen.
El medio millar de chinos que habita en Gipuzkoa «se dedica a la hostelería, a gestionar tiendas de productos económicos y a lavanderías, principalmente», comenta su presidente. Los que dirigen los bazares tienen tema de sobra para tratar en la sobremesa: el cierre de sus negocios en domingos y festivos si tienen más de 150 metros cuadrados, por el nuevo decreto del GobiernoVasco.
La rata no tiene el mismo sentido de bicho peligroso y provocador de enfermedades como en occidente. Liao explica una leyenda ancestral, que no es ningún cuento chino. «Un hombre, hace muchos años, estableció una carrera entre animales para despedir a Buda y delimitó una línea de llegada. La rata le pidió al toro que le llevase en su lomo porque era tan pequeña en comparación con otros competidores que nunca iba a llegar al final. El toro le ofreció su lomo y echaron a correr. Cuando el toro iba a entrar primero, la rata saltó desde su espalda y llegó antes a la línea marcada. El toro se enfadó, claro».
Sabe que en su país hay un colapso de miles de viajeros atascados por la nieve. «Año de nieves, año de bienes, también en China», recuerda Liao.

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