CARRERA HACIA LA CASA BLANCA / El marcador de la hispanidad

«¿Dónde están los latinos? No me he cruzado con ninguno»

El Mundo, CARLOS FRESNEDA. Enviado especial, 07-02-2008

El ‘supermartes’ deja constancia del ‘problema’ de Obama con los hispanos, mientras Hillary logra el 64% de sus votos Edgar Maldonado miraba a su alrededor, buscando rostros y acentos familiares entre el millar de seguidores de Obama. «¿Dónde están los latinos?», se preguntaba. «Yo llevo aquí toda la noche y aún no me he cruzado con ninguno. ¿Por qué será?».


La multitud alternaba el «Yes, we can!» con el «¡Sí se puede!», pero la soledad de los latinos por Obama quedó bien patente en el rostro del congresista Luis Gutiérrez y de los contadísimos hispanos que se acercaron al Hotel Hyatt a jalear a su héroe local.


«Yo tiro por Obama, porque trae una energía nueva», se explicaba Edgar, 37 años, funcionario e hijo de inmigrantes de Zacatecas (México). «Me gustan sus ideas frescas, porque es lo que este país necesita, después de ocho años con este presidente nefasto que tenemos. Me atrae también mucho porque se opuso desde el principio a la Guerra de Irak… ¿Hillary? De ella no me fío, qué quieres que te diga».


«Vamos a quedar muy parejos», vaticinaba Maldonado, en medio del entusiasmo contenido. «La verdad es que los Clinton tienen mucho tirón entre los latinos, no lo vamos a negar».


A los números nos remitimos: la victoria de Hillary en los estados más jugosos del supermartes fue posible gracias a su incontestable superioridad en el voto hispano. La ex primera dama se quedó con el 64% de la tarta latina, y el bocado fue especialmente suculento en Nueva York (75%) y en California (69%), donde también barrió en la influyente comunidad asiática.


En Nueva Jersey y Arizona, la diferencia la marcaron los latinos, aunque Obama se redimió sorprendentemente en Nuevo México, el estado con una mayor proporción de hispanos (casi el 40%), tierra propicia a las apariciones y a los milagros.


Mucho se habló en la larga noche del problema latino de Obama y de su dificultad para llegar especialmente a los hispanos mayores de 40 años, en quienes sigue pesando lo suyo la rivalidad racial.


El candidato afroamericano está consiguiendo sin embargo calar en la muchachada de los institutos y de las universidades, que se dejan la piel en su campaña como voluntarios.


«A veces nos sentimos un poco solos e incomprendidos en nuestras propias familias», reconocía Lourdes Estévez, 19 años, estudiante de Ciencias Políticas en la Universidad de Illinois. «Pero cuando conocen a Obama y escuchan su mensaje van quedando atrás los prejuicios… Yo he logrado convencer a mi mamá y a mi tía para que voten por él. Mi papá es más duro: se inclinó por McCain».


Pese a la ventaja clara de Hillary en el marcador de la hispanidad, Roberto Lovato, al frente de New America Media, proponía hacer una segunda lectura de los resultados: «El supermartes no fue una gran enchilada», advertía Lovato. Es más, la ventaja de 4 – 1 que tenía Hillary entre los hispanos empieza a parecerse a un 3 – 2, a medida que Obama tiene la oportunidad de vender en persona su mensaje (como ocurrió en Nuevo México, con la ayuda inestimable del venerado Ted Kennedy).


«La bola de fuego de Hillary se ha quedado corta», escribía Lovato. «Los candidatos se repartieron el voto latino según los estados, y aunque Hillary ganó en Nueva York, California y Arizona, Obama se desquitó en Colorado y en Illinois».


«Los latinos no acuden a votar en marcha monolítica y guiándose por el color de la piel», concluye el analista hispano, que está logrando cambiar la percepción de las minorías con su web multiétnica. «Lo cierto es que el voto latino es cada vez más segmentado y regional».


Pese a haber iniciado con notable retraso la campaña para el voto latino, y aunque los grandes números aún se le resistan, lo cierto es que Obama logró romper en el supermartes otros clichés arraigados.


El candidato afroamericano no sólo logró el apabullante respaldo del 80% de la comunidad negra (que le permitieron llevarse de calle Georgia y Alabama), sino que se impuso en estados descaradamente blancos como Alaska, Idaho, Kansas y Utah.


Hillary Clinton volvió sin embargo a vencer parcialmente en la batalla por el voto femenino, que también fue decisiva en California, donde la presencia estelar de Oprah Winfrey, Caroline Kennedy y Maria Shriver no fue suficiente. La ex primera dama logró una ventaja de 18 puntos sobre Obama entre las mujeres californianas, con especial énfasis es esa franja de baby boomers mayores de 50 años que forman la base más fiel de Hillary allá donde va.


El voto joven volvió sin embargo a decantarse claramente por Barack Obama. Su tirón en las urnas ha servido de gran revulsivo en estas elecciones primarias que parecen cada vez más unas elecciones presidenciales.


El tirón de Obama entre los votantes jóvenes quedó muy patente en estados como Dakota del Norte, donde se celebraron los caucus en la noche del supermartes. «Nuestra campaña para estimular a los estudiantes en las universidades está dando unos grandes frutos», declaró Dan Hannaher, estratega para la captación de voto joven en Fargo.


En la universidad de Dakota del Norte, los partidarios de Obama ganaron a los de Hillary por 3 – 1, y la escena se repitió en numerosas poblaciones del interior con centros universitarios, siguiendo el camino trillado con éxito en los caucus de Iowa. La campaña de Obama se ha volcado en las universidades de Washington, Maryland y Virginia.

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