La política de inmigración, clave para el voto hispano de California

ABC, 06-02-2008

MANUEL M. CASCANTE

ENVIADO ESPECIAL

LOS ÁNGELES. El adelanto de las primarias en California, de junio a febrero, ha metido a este singular, rico y populoso Estado en el corazón de la batalla por la Casa Blanca. Aunque los resultados de las elecciones celebradas ayer pueden no determinar aún a los aspirantes a la Presidencia de Estados Unidos, sí pueden ser decisivos en el ánimo de los contendientes. Sobre todo si, como apuntaban los sondeos de última hora, Barack Obama lograba superar a Hillary Clinton en el recuento final.

Según una encuesta del Instituto Zogby, el senador de Illinois habría rebasado a la senadora por Nueva York en trece puntos: 49 frente al 36 por ciento de los votos. En el bando republicano, Mitt Romney aventajaría a John McCain en siete puntos, 40 frente a 33 por ciento. La media de los principales estudios demoscópicos efectuados en California señalaba un virtual empate entre los dos políticos conservadores. Mientras, en el caso de los demócratas, concedía a Obama una diferencia favorable de 1,2 puntos.

El voto negro y el voto café

El voto latino, que parecía decidido a darle la victoria a Clinton, podría haber inclinado la balanza a favor de Obama, poniendo de paso fin al supuesto enfrentamiento entre el voto negro y el voto café. Desde las filas de Hillary Clinton se promovió la idea de que los hispanos rechazan apoyar a los políticos de raza negra, sustentada en algunas encuestas que reflejaban un apoyo de tres a uno a su favor dentro de este colectivo. Pero lo cierto es que la comunidad está dividida, y los más jóvenes parecen decantarse por el candidato que, cada día más, ofrece una imagen de esperanza desconocida desde los tiempos de Kennedy.

Así, algunos destacados políticos como el alcalde de Los Ángeles, Antonio Villaraigosa, o el presidente de la Asamblea estatal de California, Fabián Núñez, han promovido la candidatura de Clinton (cuya jefa de campaña también es latina, Patti Solís Doyle). Pero, al mismo tiempo, legisladores federales (Xavier Becerra, Luis Gutiérrez, Linda Chávez…) y líderes locales como María Elena Durazo o Gil Cedillo se han sumado en las últimas fechas a la de Obama.

También el mayor y más antiguo diario en español de Estados Unidos, «La Opinión», que se edita en Los Ángeles, se ha pronunciado a favor de Obama, quien «representa realmente el cambio en una campaña en que «el cambio» es el tema central. Los puntos sobre inmigración del legislador de Illinois y su visión inspiradora es lo que necesita el país para salir del sentimiento actual de agotamiento político». Ciertamente, cuenta a su favor con la determinación de emprender una reforma migratoria integral. Clinton también defiende esta política, pero Obama se ha comprometido a ponerla en marcha durante su primer año en la Casa Blanca.

Un cuarenta por ciento de la población californiana es de origen hispano: trece de los cuarenta millones de latinos a nivel nacional, una tercera parte del total, de los que 5 millones tienen derecho al voto. De estos últimos, se calcula que algo más de la mitad, cerca de tres millones, acudirían ayer a los centros de recogida de papeletas. Aun así, el peso del voto latino es mucho menos del que le correspondería por presencia demográfica. De esos 40 millones de latinos que viven en Estados Unidos, menos de diez millones están empadronados, y de ellos sólo la mitad tiene previsto participar en las primarias. Otros seis millones cuentan con la ciudadanía, pero no están registrados en el censo. Los 24 millones restantes no tienen voz en esta fiesta.

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