Rumano y árabe para capataces y encargados

La Asociación de Empresarios Solidarios edita dos vocabularios para mejorar la comunicación en los sectores del metal y la construcción

Las Provincias, P. H., 06-02-2008

Las barreras del idioma serán unos obstáculos menos difíciles para los trabajadores, compañeros y jefes en la construcción y el metal. Para ello cuentan con una nueva herramienta: dos vocabularios de rumano y árabe (con traducciones al castellano) mejorarán la comunicación en estos dos sectores.

La iniciativa partió hace un año desde la Asociación de Empresarios Solidarios (Aesov). “Surgió por la incomprensión” en estos ámbitos laborales, según explicó ayer Lucía Iborra, presidenta de esta agrupación.

Los vocabularios cuentan con unas 3.000 palabras relacionadas con la construcción y el metal, en cada uno de estos dos idiomas. Se trata de un manual de bolsillo, que puede ser fácilmente manejado por capataces y encargados y por los propios empleados. “Queremos que los usen, los manchen, los manoseen”, agregó Iborra.

Cuenta con la ilustración de algunos de los objetos que traduce y, además, aporta la pronunciación. Los vocabularios ayudan a entender palabras como grinda, sac, taietura (viga, saco, corte en rumano), piulita, vopsit y durere de cap (tuercas, pintado y dolor de cabeza en el mismo idioma)

De momento, se han elaborado 1.500 ejemplares de cada uno de los dos idiomas. Se pueden conseguir a través de Aesov, la fundación CeiMigra y las federaciones empresariales metalúrgica (Femeval) y de la construcción (Fevec). Si se agotan los vocabularios “ampliaremos la tirada”, aseguraron Eva Gil y Ana Company, otras dos impulsoras del proyecto.

Esta iniciativa “única en España” también quiere servir de ejemplo para que otras organizaciones puedan emprender acciones similares o relacionadas con el voluntariado corporativo (desde la empresas).

En un primer momento se barajó la posibilidad de hacer más guías en otros idiomas (como el ruso y el francés) y de otros sectores.

El próximo paso será elaborar un vocabulario para “la hostelería, que también lo necesita, u otros sectores que nos lo pidan”, argumentó Lucía Iborra. Al menos esa es la intención actual de Aesov, una organización a la que pertenecen 58 grandes y pequeñas empresas de la Comunitat Valenciana.

Iborra animó a todas las empresas a ir realizando “una o dos acciones pequeñas al año” de carácter social. Por ejemplo, que faciliten a sus trabajadores el ejercicio de actividades de voluntariado tal y como ocurre en países como Estados Unidos.

El director general de la Inmigración de la Generalitat, Guillermo Vansteenberghe, apuntó que existe una “presión social para que los inmigrantes aprendan las lenguas vernáculas”. Admitió que suelen elegir el español porque es más utilizado en el “marco empresarial y social”, pero también el valenciano en las zonas donde está más extendido su uso y por su carácter integrador.

En la Comunitat, por detrás de los trabajadores hispanoamericanos, los empleados extranjeros más numerosos son los rumanos (37.000 de alta en la Seguridad Social) y los procedentes de países de habla árabe (31.000 contando sólo a marroquíes y argelinos).

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