EL RUIDO DE LA CALLE

Detente, Sol

El Mundo, RAUL DEL POZO, 06-02-2008

Camilo José Cela sentía piedad por los desafortunados. La prueba es que uno de sus personajes, la madre del ahorcado, espantaba las moscas de las piernas colgadas de su hijo. Camilo presumía de integrista y de desalmado. Decía que ser zurdo no tiene más mérito que ser bizco o tartamudo. Cuando yo le comentaba, en los años de crisis, que había mucho paro, me contestaba: «¿Que hay muchos parados? Coño, que escriban novelas».


No todos los hombres pueden escribir novelas, pero todos pueden protagonizarlas. Como ha dicho Rajoy, esos 4.270 parados al día, la mayoría emigrantes, tienen que vivir y comprar. Echa la culpa del paro a un Gobierno que ha vivido de la renta que dejó el PP. La culpa es posterior a la falta. No es cierto que los gobiernos sean responsables de los terremotos; es que no hay fresas para todos, no hay yeso para todos los paletas.


No deseemos que vuelva la España tétrica de Whitman, con sus jueces frívolos, sus clérigos gruñendo, sus alcaldes corrompidos, sus cerrojos en las puertas, una muchedumbre de melancólicos, escarnecidos, rechazados, parados, pisando los esqueletos de los reyes. A pesar de los malos augurios, la gente seguirá bailando en las bodas. Digan lo que digan los agoreros, la crisis ha estallado en los cilindros del capitalismo de casino. Nos ha llegado, repentinamente, como llegaban las pestes medievales.


Los parados no son de la Naval, sino de la patera.


A ‘ZP’, Gobierno – pedrea, le estalló el globito del cheque – bebé antes de tiempo. Cuenta la Biblia que Josué pidió a Dios que se parara el Sol hasta que los israelitas vencieran a los amorroes. Dijo Yahvé: «Detente, Sol; y tú, Luna». Los astros se ocultaron hasta que los israelitas alcanzaron la victoria. Como en el cuadro de Pousin, Zapatero había pedido al Gran Arquitecto de los masones que se detuviera el paro hasta el 9 de marzo. No le ha escuchado.


Un mes antes de las elecciones, la foto es dramática, la de un fracaso: paro superior al del principio de la legislatura, la peor cifra de la Historia. Me dicen los del PP que la suma de paro y subida de la cesta de la compra es letal en vísperas de elecciones. «No así la inflación, que es sólo una cifra». Ya hay dos sectores contagiados, la construcción y los servicios. 407.000 desocupados, de ellos 25.000 sin seguridad social.


Emigración significa éxodo, destierro, huida, zapatos con agujeros entre la multitud. Se acabó la fiesta; empieza la ópera de dos centavos. Los rumanos, los marroquíes, los ecuatorianos, los colombianos… el batallón de reserva, convertido en gente sin hogar, dirá con Brecht: «Pretenden reformarnos/ venciendo nuestro instinto criminal/ primero traten de alimentarnos/ comer, primero, luego la moral». Algunos de estos emigrantes tienen tres mujeres, 20 hijos y un solo dios, competidor del nuestro.


Por los barrios obreros cruzará el relámpago de la moto fascista.

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