Durante las últimas semanas hemos podido comprobar que hay numerosas noticias relacionadas con delitos en los que algún inmigrante se encuentra implicado. Como hemos sabido, los islamistas radicales siguen activos en España y se aprovechan de nuestro sistema y nuestras libertades para conseguir sus objetivos «mordiendo la mano» del país que les acoge y preparándose para atacar a todo aquel que no comparta su opinión. También los ciudadanos estamos notando cómo se están incrementando la delincuencia organizada y las mafias, los asaltos a viviendas por parte de albanokosovares armados, violentos y muy peligrosos; alunizajes en tiendas de lujo y centros comerciales; asaltos a furgones blindados a plena luz del día; bandas latinas, que se enzarzan a tiros en plena calle; mafias chinas silenciosas; menores rumanos orquestados por mafias organizadas que se aprovechan de nuestras lagunas legales para conseguir sus propósitos…
Todo ello ha generado en los ciudadanos una sensación de inseguridad y completo desamparo ante este incremento de delincuencia. Por todo ello, es necesario un aumento de efectivos policiales en la calle, mejor remunerados y con el equipo material necesario para poder hacer frente a este problema. Asimismo, las autoridades competentes deberían considerar un incremento del número de agentes destinados a controlar los flujos migratorios por las principales vías de acceso y dejar de poner «parches» temporales como hasta ahora. También sería necesaria una política más contundente de repatriaciones para delincuentes inmigrantes reincidentes, y acuerdos serios en esta materia con países emisores. Si no se toman medidas serias, esta situación podría agudizar los conflictos en nuestra sociedad e incrementar los brotes de racismo.
Estos delincuentes perjudican a toda la gente buena y trabajadora que llega a España para labrarse un futuro digno y ofrecer a sus familias todo lo que se les niega en sus países de origen.
Debora Marcos. Madrid