El matadero lucense de Novafrigsa tiene previsto abrir en breve una sala para el sacrificio musulmán Halal. Fuentes del sector afirman que la exportación de este tipo de carne a países árabes es el incentivo económico más goloso, pero a la comunidad musulmana residente en Lugo también le gustaría sacarle partido a la instalación, como explicó el presidente de la Asociación de Marroquíes en Lugo Integración, Mustafá Bertat. «Pedimos que cualquier particular pueda llamar al matadero, encargar una ternera y sacrificarla mediante el rito Halal en esa sala», sostuvo.

El responsable del colectivo, que agrupa a más de un centenar de inmigrantes marroquíes de la provincia que viven en Lugo, Rábade, Muimenta y Monforte de Lemos, entre otros, lamenta que la industria cárnica no se pusiese en contacto con ellos cuando planeó crear un «box de apuntillado». Según afirma, tener «confianza» en el matarife es casi el requisito más importante del rito Halal. «Para que el ritual esté bien hecho, el animal debe ser sacrificado según el protocolo Halal y por una persona que cumpla las condiciones de un musulmán», aclaró otro miembro de Integración, Abdelhalim Bouzidi.

Con toda probabilidad, Novafrigsa deberá lograr la autorización de la Junta Islámica para comercializar carne bajo el certificado Halal. Con todo, los preceptos religiosos juegan un papel decisivo y la comunidad musulmana de Lugo no vería con buenos ojos, por ejemplo, que el matarife bebiese alcohol o comiese carne de cerdo, prácticas totalmente prohibidas por el Corán. «¡Cómo vamos a comprar una carne si no conocemos a la persona que la sacrificó!», se preguntó Bertat, al tiempo que ofreció al matadero lucense del grupo Coren la colaboración de que la asociación que preside.