El pasado marzo se creó la Asociación Cultural Al Hilal (la luna, en árabe), y en poco tiempo se ha convertido en una de las entidades más activas de Salt. Desde septiembre tienen licencia para un local (Tr. Santa Eugènia), que se ha convertido ya en punto de encuentro de la comunidad marroquí.

“Los que vienen a la mezquita me merecen todos los respetos, me preocupan los que rondan por la calle, los que viven de las drogas”, espeta un tendero vecino de origen catalán. Otra mujer, que vive en el mismo inmueble, bromea en la puerta con un marroquí que acude a la oración: “Cada día sois más”. Luego aclara que ella es andaluza, que lleva 33 años en Salt, y que su hija se ha casado con un marroquí.

Mohamed Attaouil, presidente de Al Hilal y empresario de la construcción, llegó hace doce años de Marruecos. Lo primero que hace es explicar que no tienen ayudas, que cada promotor aporta 10 o 15 euros y que el local les cuesta 640 al mes.

¿Qué hace la asociación?

Los objetivos son la alfabetización de adultos, la enseñanza de cultura islámica y lengua árabe y el apoyo a la integración. También hacemos actos culturales, películas, charlas. Más adelante haremos clases de catalán. Y queremos montar un equipo de fútbol. A las clases vienen unas 236 personas, entre jóvenes y adultos. Tenemos también un servicio de guardería de fin de semana.

¿A los niños se les enseña sólo el árabe o también el Corán y las tradiciones?

Hay un deseo de recuperar las tradiciones para no perder el contacto con Marruecos. Por eso queremos que sepan el árabe para que cuando vayan a Marruecos se entiendan.

¿Pero esto no es contrario a la integración?

No, el país nuestro no lo podemos olvidar nunca. Tu país es tu país, aunque estés tiempo sin volver. Y de la gente que conozco, el que no va cada año, lo hace cada dos o tres y mantiene allí parte de la familia.

¿Hay relaciones con otras asociaciones de inmigrantes?

Pocas, es difícil, cada asociación hace su vida. Incluso en temas deportivos, cada uno quiere hacer su equipo.

¿Y la escuela?

Los padres están contentos. Nuestros hijos aprenden bien catalán y castellano, lo que no saben es árabe. Pero es bueno que haya relación con los profesores, que se pueda hablar y que cada parte exponga los problemas. Muchas veces no sabemos lo que pasa en la escuela y puede haber cosas que se hacen un poco mal. Sabemos, por ejemplo, que hacen duchar desnudos a los niños y para nosotros es un problema porque la religión dice que un niño no puede ver al otro. Pero se podría arreglar con cabinas.

¿La relación vecinal?

Es buena, pero también nosotros tenemos la culpa de muchos problemas por no explicar nuestra religión. El islam está contra todo esto del terrorismo, nuestra religión no es así, hay que integrar, hablar, respetar. Hemos venido aquí para trabajar y vivir bien, y si no nos gusta nos podemos volver a nuestro país.

¿Qué os preocupa?

Que empieza a faltar trabajo, la economía se ha frenado y alguna gente ya se ha ido. Y los alquileres, que son muy caros. Aquí se paga de 650 euros para arriba y si un día no trabajas ya no puedes pagar.

¿La asociación ayuda también a gente sin recursos?

Sólo si los conocemos. Si alguien se queda sin dinero y es un amigo lo ayudamos. También vamos a los hospitales si hay enfermos solos.