Una novel narradora de origen marroquí se alza con el XXVIII Premi Ramon Llull
El Mundo, , 01-02-2008El jurado apuesta por la desconocida Najat El Hachmi ante la «superioridad» de su obra La decisión del jurado fue unánime. «L’últim patriarca es claramente superior al resto de obras presentadas», dijo Carles Pujol, secretario y portavoz del XXVIII Premi Ramon Llull. Al abrir la plica, sorpresa; aunque sea su segundo libro, el nombre de Najat El Hachmi Buhhu no les suena.
Algo hay de su propia historia en la novela: ella nació en Marruecos, y ha vivido en Cataluña desde los ocho años. Pasó de una sociedad arcaica y rígida a otra abierta y europea; una situación nueva que se manifiesta, sobre todo, en el papel de la mujer y la sexualidad.
Pero L’últim patriarca no se limita a comparar costumbres autobiográficas.«Quería entender la figura de ese padre omnipotente y omnipresente, sin condenarlo; quería comprender hasta qué punto afecta el contraste sociocultural, y cómo éste provoca una doble moral», explica El Hachmi.
Para ello, la primera parte del libro narra la historia de un inmigrante marroquí que ha pasado de obrero a constructor en una comarca catalana. Liberado, vive con excesos. Y con la mirada siempre encima, inquieta y apremiante, de los vecinos de la ciudad.«Se encuentra en una época en la que no existe todavía el fenómeno de la inmigración, hay mucha ignorancia al respecto», dice.
Años más tarde, y aunque se ha distanciado de ellos, el hombre traslada a su familia de Marruecos a Cataluña. Empieza la segunda parte, centrada en las relaciones personales. Pese a que el hombre ya conoce las costumbres europeas, le cuesta aceptar que su hija adolescente se adapte. Así, se inicia, según El Hachmi, «una búsqueda de la libertad personal para encontrar un lugar en el mundo».
La autora rechaza cualquier cliché tradicional, integrador, incluso feminista. «Tal vez feminista lo sea un poco». Se explica: «Las mujeres están cambiando la manera de verse a ellas mismas y el mundo que las rodea; aquí el proceso se ha acelerado, pero en Marruecos, la escala de valores no tiene nada que ver con la de hace 15 años».
No hay una relación directa entre el colectivo marroquí y la sociedad patriarcal y déspota, «entre otras cosas, porque no me considero de ningún colectivo», protesta. «Además, si ésta no fuera también una sociedad patriarcal y déspota, no tendríamos tantos casos de violencia doméstica».
Y es que «hay mucha violencia en todo el libro», admite El Hachmi.De la doméstica, sí, aunque también ejercida sobre el propio patriarca. Pero también hay otros tipos de agresión. «Es una historia brutal, que tiene mucha fuerza y un final impresionante», asegura Mathias Enard. «Ofrece una mirada entre irónica y crítica sobre aquellos que la miran a ella», añade.
Escritor algo subversivo, Enard se ha incorporado al jurado del Ramon Llull en representación de la editorial Actes – Sud, que publicará la traducción al francés de L’últim patriarca.
Las versiones tanto en catalán como en castellano irán a cargo de Planeta, que anoche concedió el premio junto con el gobierno de Andorra, durante una cena a la que acudieron Josep Bargalló y Joan Manuel Tresserras.
Dotado con 90.000 euros, el galardón ha contado este año con 63 aspirantes. Entre los siete finalistas: un Show de Truman neokafkiano, una de detectives y las ya clásicas revisiones de la Guerra Civil. Ni Baltasar Porcel, ni Pere Gimferrer, ni Gemma Lienas, ni Isabel Escudé, ni Dúnia Amballe, tampoco Enard o Pujol; ninguno de los miembros del jurado dudó. Anoche, por primera vez, se habló más de la historia ganadora que de su autora. Quien, quizá, también dará de qué hablar.
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