Que no le pongan etiquetas. «De pequeña decía que, de mayor, quería ser escritora, no inmigrante», explica la ganadora del XXVIII Premi Ramon Llull. Najat El Hachmi (y reivindica su segundo apellido, Buhhu, que obtuvo hace año y medio) nació en Nador, y se trasladó a Vic a los ocho años. Ahora es técnico en el Ayuntamiento de Granollers.

En 2004, la editorial Columna publicó su libro Jo també sóc catalana; «puramente autobiográfico», apostilla ella. Y en ese reconocimiento no hay ni un propósito de integración ni una moral patriótica.

«La inmigración siempre me acompañará, porque el conflicto de identidades es inherente al ser humano», dice El Hachmi. «Los prejuicios nacen de la idea de que, lo que eres tú, no lo soy yo; o de que, lo que tú tienes, yo no lo tengo». Como metáfora, la escritora recuerda aquellos conjuntos en clase de matemáticas que se solapaban; ella es la intersección del conjunto A con el B.

A sus 28 años, El Hachmi es lo que quería ser de pequeña: «Escribir me permite encajar los fragmentos de las distintas realidades que me acompañan».

El Ayuntamiento de Andorra y la editorial Planeta han reconocido su obra con el premio mejor valorado de las letras catalanas, 90.000 euros con los que ella comprará tiempo para seguir escribiendo.Y advierte: «Ay de vosotros como me pongáis cualquier otra etiqueta».