Un cursillo que les valió una casa a los Cortiñas Montoya

Un matrimonio en Begonte logró rehabilitar una vivienda gracias a un proyecto para personas de etnia gitana

La Voz de Galicia, Benigno Lázare, 31-01-2008

Una deteriorada casa de piedra de Carral, en el municipio lucense de Begonte, se convirtió en el rehabilitado hogar de la familia formada por Alberto Cortiñas Montoya, por Dolores Montoya Montoya y por sus dos hijos, que decidieron marcharse a una aldea en lugar de optar a una vivienda social en la capital lucense. Para que pudiesen ver cumplido su sueño fueron determinantes el asesoramiento de la Asociación Promoción e Integración Gitana y la combinación de dos planes de ayudas de Vicepresidencia. Primero localizaron la casa a un precio barato, consiguieron ser incluidos en el Programa de Compra de Vivenda Usada y que el banco les diese un crédito. Posteriormente pudieron rehabilitarla a través de un curso de albañilería otorgado por la Xunta, en el que trabajaron diez personas de su etnia, incluidos los propietarios de la casa.

Para este matrimonio la suerte no se acabó ahí, ya que Alberto Cortiñas consiguió trabajo de peón de albañil tras la finalización del curso, el pasado día 31. Ayer la vivienda fue presentada en sociedad, con la presencia de la delegada provincial de Vicepresidencia y de los responsables de la asociación que llevó el peso de las gestiones.

Según señaló el secretario de esta agrupación, José Manuel Pérez, el aprovechamiento del curso fue óptimo y a ello contribuyó el estímulo de que los alumnos eran conscientes de que trabajaban para ellos, ya que casi todos estaban emparentados o eran del mismo grupo. Dijo que la experiencia fue casi idéntica a una primera llevada a cabo el año pasado con un buen resultado. En el 2007, otra familia joven de etnia gitana consiguió comprar una casa abandonada, también en Begonte, y rehabilitarla. Ambos matrimonios se empadronaron en este municipio próximo a Lugo donde tienen los hijos escolarizados.

La casa inaugurada ayer tiene dos plantas con una cocina y un cuarto de baño en la baja, y tres dormitorios y una sala en la parte alta. Las obras afectaron al interior y al exterior, incluyendo la cubierta, el enfoscado y la sustitución de las instalaciones de luz y agua. Parte de los materiales fueron pagados por los dueños y los restantes fueron con cargo al presupuesto del curso de albañilería, lo mismo que el salario del monitor.

Pérez Folgueira explica que en el 2003 hubo una iniciativa con cierta similitud patrocinada por la Diputación, que posibilitó la conversión en viviendas de unas chabolas de madera en la parroquia de Gaioso, en Outeiro de Rei. El secretario de la asociación considera que en Lugo es posible llevar a la práctica el programa porque se pueden conseguir casas baratas.

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