Eslava Galán trata la convivencia de los musulmanes y los españoles

El Mundo, ANGEL VIVAS, 31-01-2008

Decía Ortega que no se puede llamar Reconquista a algo que dura 800 años. «Pero Ortega, que era una autoridad en el terreno del pensamiento», dice Juan Eslava Galán, «no lo era como historiador. Más autoridad es Claudio Sánchez Albornoz, que nunca se apeó del término. Yo también reivindico la palabra reconquista. Los reyes cristianos tuvieron en cuenta siempre, siempre, la herencia de los visigodos; siempre pensaron que el territorio perdido les pertenecía. Otra cosa es que las circunstancias no les permitieran recuperarlo; o que, en algún momento, prefirieran cobrar los tributos que pagaba Granada que conquistarla».


Juan Eslava Galán acaba de publicar Califas, guerreros, esclavas y eunucos (Espasa), una historia de «los moros en España» que pretende extraer lecciones útiles ante la masiva presencia actual de musulmanes en Europa. El autor no disimula la intención de derribar algunos mitos políticamente correctos, como la idealización de Al Andalus o la idea de la convivencia entre culturas.


Al Andalus no le parece que fuera una sociedad justa, culta o avanzada. «Eso es una consecuencia de la idealización de escritores románticos como Washington Irving, no siempre bien informados, autores que no tenían dinero para llegar a Oriente y se conformaban con encontrar Oriente en España. Esa idea se ha transmitido al nacionalismo andaluz, hoy felizmente en decadencia, y por otra parte, al mundo árabe».


Tópicos recurrentes


En cuanto a la convivencia, lo único que hubo, dice el escritor, es mera coexistencia, «a veces pacífica y a veces, no; eso está definitivamente muy claro». El libro de Eslava Galán se ocupa de la vida cotidiana de los musulmanes de Al Andalus: la vivienda, los baños, la cultura, el matrimonio, los vestidos, la cocina… Y también en ese terreno rebate tópicos recurrentes, como la limpieza de los musulmanes frente a la suciedad de los cristianos.


«Los famosos baños, los árabes los toman de los romanos; ellos aprovechaban muy bien los progresos culturales de los territorios que conquistaban. Los cristianos no tenían baños, pero usaban las tinas para bañarse; además de que los pobres se lavaban muy poco en ambas sociedades. Lo que pasó es que, tras la toma de Granada, y para homogeneizar al nuevo reino, se persiguen las costumbres árabes, como la lengua o el modo de vestir. Y algún clérigo exaltado atacó también los baños como una característica de su modo de vida».


Eslava Galán también advierte contra otros tópicos. «El mundo islámico actual es muy variado, y no todos son wahabistas ni partidarios de Bin Laden». Unas y otras precisiones son necesarias ante la perspectiva de que, en poco tiempo, la población musulmana sea mayoritaria en Europa. «Eso puede plantear conflictos y conviene estar preparados. El desiderátum es que los musulmanes acepten las leyes europeas y la religión permanezca en el ámbito privado».

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