El voto latino en las primarias: ¿Obama o Clinton?

La Prensa Gráfica, Joaquín Samayoa/Columnista de LA PRENSA GRÁFICA, 30-01-2008

A lo largo de su carrera política, Hillary Clinton no ha mostrado mucho interés ni eficacia en la defensa de los derechos de la comunidad latina.

 

En menos de un mes, las elecciones primarias del partido demócrata en Iowa, New Hampshire, Nevada y Carolina del Sur dejaron fuera de la contienda a la mayoría de los aspirantes, derribaron la hipótesis de inevitabilidad de Hillary Clinton y mostraron convincentemente el potencial de la candidatura de Barack Obama, tanto para las primarias restantes como, eventualmente, en la pelea contra cualquier candidato republicano.

En esta corta fase de depuración, la comunidad latina ha tenido una participación muy marginal, pues solo ha podido tener algún peso en el estado de Nevada, el cual aporta solo unos pocos de los más de 4,000 delegados que elegirán al candidato presidencial demócrata en la Convención Nacional de ese partido.

Los demócratas latinos siguen ausentes todavía en el transcurso de la presente semana. La elección realizada ayer en Florida no cuenta, ya que la máxima autoridad de su partido mantiene el castigo impuesto a ese estado por haber ignorado la normativa partidaria al adelantar las fechas de sus elecciones primarias. A no ser que la Convención Nacional decida lo contrario, los delegados de Florida no tendrán voz ni voto en la elección del candidato presidencial. De cualquier forma, la población hispana en Florida es predominantemente de origen cubano e ideología republicana, por lo que no es muy representativa del voto latino en los demás estados.

El gran día de los latinos será el próximo martes, cuando los principales aspirantes demócratas midan fuerzas en estados grandes y con mucha población hispana. California, New Jersey, Chicago y New York, entre otros, realizan primarias ese día. Un gran día político para los hispanos, porque su participación conseguirá un importante número de delegados para Hilary Clinton o para Barack Obama. Según las reglas del partido, los delegados se asignan proporcionalmente al voto popular, lo que significa que ambos candidatos pueden sumar delegados en cada Estado aun si no terminan en primer lugar.

En una contienda que será muy reñida, los delegados obtenidos mediante el voto latino podrían resultar decisivos. No me refiero únicamente a los delegados que, en virtud del voto popular, quedan comprometidos con un determinado candidato. En el partido demócrata hay cerca de 800 superdelegados, aproximadamente un 20% de los electores, que no están amarrados a ninguna candidatura y pueden cambiar de opinión en cualquier momento. Estos delegados tendrán muy en cuenta las posibilidades que ofrece cada precandidato para derrotar al adversario republicano consiguiendo votos de diversos grupos étnicos, de edad, de ideología y de género.

Normalmente los superdelegados apoyan al candidato que emerge como claro ganador del voto popular; pero en esta ocasión, si la contienda se mantiene reñida hasta el final y ninguno de los precandidatos llega a la Convención Nacional habiendo asegurado los 2,025 votos que necesita para convertirse en candidato presidencial, la decisión quedará en manos de los 796 superdelegados. Por eso es tan significativo el apoyo que el senador Kennedy y la hija del presidente John F. Kennedy han dado al senador Obama.

Pero además de la influencia que pueda ejercer Kennedy en otros superdelegados, le ayudará también a Obama a ganarse la confianza de la comunidad latina, el único grupo que, hasta ahora, se le ha resistido. En Nevada, los latinos apoyaron en proporción de dos a uno a Clinton sobre Obama, pero ese respaldo gratuito a la señora Clinton debiera examinarse más cuidadosamente, ya que podría tener consecuencias indeseables en las políticas migratorias del próximo gobierno y en otros temas de particular interés para los latinos.

A lo largo de su carrera política, Hillary Clinton no ha mostrado mucho interés ni eficacia en la defensa de los derechos de la comunidad latina. En ese capítulo, la superan claramente el presidente Bush y otros republicanos. Por otra parte, en lo que va del proceso de primarias, tanto ella como su principal contrincante han evadido el espinoso tema de los inmigrantes ilegales porque no han tenido que dirigirse a grupos significativos de población hispana.

A ambos hay que exigirles posiciones claras y realistas en el tema migratorio. Pero mientras no se demuestre lo contrario, Barack Obama merece más el apoyo latino. Tiene una sensibilidad más genuina por sus años de contacto directo con comunidades marginadas. Tiene el respaldo de uno de los políticos que más ha peleado por una reforma migratoria respetuosa de los derechos humanos. Tiene mucho más carisma para ejercer el tipo de liderazgo que hace falta para conseguir consenso en un tema que ha sido sumamente divisivo.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)