KINSHASA (EL CONGO).- Aportar estabilidad y construir un estado donde no lo hay son los objetivos prioritarios del Convenio Base de Cooperación firmado ayer en Kinshasa entre los representantes diplomáticos de España y de la República Democrática del Congo. En la capital del antiguo Zaire, tercera etapa de la gira africana de Miguel Angel Moratinos, el ministro prometió 20 millones de euros en ayuda al año a su homólogo Antipas Mbusa Nyanmisi, una cifra muy superior a los cinco millones que Madrid destinó a ese país en 2004.

«El acuerdo nos va a permitir abrir este año una Oficina Técnica de Cooperación», anunció el titular de Exteriores tras pronunciar unas palabras en lingala, uno de los idiomas de la ex colonia belga, cuyas relaciones con España se encuentran todavía en fase incipiente. De hecho, tras la visita de los Reyes en 1983 prácticamente no ha habido contactos de alto nivel entre Madrid y Kinshasa.

El Congo todavía sufre las secuelas del conflicto civil que empezó en 1998 y concluyó formalmente cuatro años más tarde. La también conocida como Primera Guerra Mundial Africana involucró al menos a nueve países y nunca acabó de verdad. En el país siguen muriendo por malnutrición y enfermedades unas 1.500 personas al día, la mitad de ellas niños. La situación es especialmente grave en el este, donde el territorio es controlado por milicias armadas independientes de Kinshasa y los enfrentamientos entre hutus y tutsis siguen agitando los fantasmas del genocidio ruandés de 1994.

El documento firmado ayer por Moratinos pretende fortalecer las instituciones locales y consolidar la democracia de una nación de 60 millones de habitantes que tienen una esperanza de vida de 44 años. «Nos hemos convertido en un país visitable», aseguró el ministro de Exteriores congoleño, subrayando que «se han puesto las bases para una cooperación más profunda en el futuro próximo». Según fuentes diplomáticas españolas, el acuerdo no abarca «nada apreciable» con respecto a la inmigración ilegal procedente del antiguo Zaire.

La crisis endémica que vive el país gobernado por Joseph Kabila empujó a la ONU a aprobar el establecimiento de una misión de paz en 1999. Desde julio hasta diciembre de 2006 unos 130 legionarios contribuyeron al refuerzo de la Monuc con el objetivo de garantizar la seguridad de la población durante las primeras elecciones libres celebradas desde 1960, año de la independencia de la ex colonia belga.

Pocos meses antes de que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero diera su visto bueno a la misión, la Embajada española fue alcanzada por un obús que causó importantes destrozos al edificio. «He pedido que la investigación sea lo más seria posible y que los responsables sean llevados ante los tribunales», afirmó ayer Moratinos en la sede diplomática de Kinshasa, donde se reunió con los funcionarios que vivieron de cerca ese «momento dramático» y les prometió una condecoración oficial.

El Congo es uno de los países africanos de más típica presencia por parte de los misioneros españoles. La colonia actualmente presente en la ex colonia belga, de mayoría católica, es de 316 personas, en un 70% religiosos.