Casi todos los municipios de Málaga al menos han duplicado su población extranjera en cinco años
Los nuevos residentes representan ya más de un tercio de los habitantes empadronados en doce pueblos. La mitad de los recién llegados proceden de Europa; el resto, de Marruecos y de países latinoamericanos
Diario Sur,
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27-01-2008
La gran torre de Babel en la que se ha convertido la provincia sigue sumando peldaños. Las condiciones climatológicas, unidas al potencial económico de la Costa del Sol, han propiciado que, en los últimos años, Málaga se consolide como el imán más poderoso de Andalucía para los ciudadanos extranjeros. Desde comienzos de siglo, la llegada de foráneos ha sido una constante en todos los municipios. Unos, – principalmente, los jubilados europeos – vienen con las maletas cargadas de tiempo libre en busca de buen clima, tranquilidad y calidad de vida. Otros, en su mayoría jóvenes sudamericanos, extracomunitarios, chinos o marroquíes, cruzan la frontera dispuestos a labrarse un futuro mejor y a hacerse un hueco en el mercado laboral.
Ambas aspiraciones tienen su reflejo en las cifras del padrón. Según la última actualización de este registro – correspondiente a 2007 y publicada hace sólo unos días por el Instituto Nacional de Estadística (INE) – entre 2002 y 2007 la presencia de inmigrantes, como mínimo, se ha duplicado en la practica totalidad de los pueblos malagueños.
El dato es elocuente. De este modo, a excepción de localidades con gran tradición en la recepción de extranjeros (como Torremolinos, Marbella, Mijas o Torrox), en las que el aumento de este colectivo ha sido menos acusado, o del caso aislado de Cuevas del Becerro, el resto de municipios de la provincia han experimentado un espectacular incremento de población foránea en el último lustro. Es más, a tenor del informe del INE, casi la mitad de los pueblos – en concreto, 48 – quintuplicaron al menos su cifra de inmigrantes en el periodo referido. Un aumento que, como recuerdan los expertos, está estrechamente ligado a los últimos procesos extraordinarios de regularización.
En todos los rincones
No es el único dato curioso que arroja la radiografía del Instituto Nacional de Estadística. La profesora del Departamento de Geografía de la Universidad de Málaga, Carmen Carvajal, pone la lupa en otra cifra que, aunque anecdótica, no deja de ser ilustrativa: «El hecho de que ya no haya ningún pueblo de la provincia sin vecinos extranjeros, personalmente, me parece muy significativo», expuso en declaraciones a este periódico.
En 2002, el mestizaje aún no había llegado a las pequeñas localidades del interior de Almáchar, Benalauría, El Borge, Júzcar, Parauta, Villanueva de Tapia y Pujerra. Hoy, sin embargo, las siete cuentan con empadronados procedentes de otros países, siendo Pujerra, con sólo un foráneo, la que suma menos extranjeros. Málaga, con 34.481 inmigrantes, ocupa el otro extremo de la lista, seguida de Marbella (29.963) y de Mijas (24.705). Al respecto, la profesora Carvajal recordó el «importante papel» que han jugado estos residentes en el crecimiento demográfico de la capital.
«En los últimos años, la localidad está ganado habitantes, fundamentalmente, por la llegada de extranjeros. Los jóvenes se están yendo al extrarradio por los altos precios de la vivienda, por lo que son los foráneos los que están ayudando a sostener el avance», explicó. Las estadísticas subrayan sus palabras. Entre 2002 y 2007, la capital ganó 25.564 vecinos, de los que apenas 2.800 fueron españoles. El resto, 22.759 – nada menos que el 89% – vinieron de fuera.
El ejemplo se repite en otros muchos municipios y también tiene su reflejo en la fotografía general de la provincia, donde la presencia de inmigrantes se ha multiplicado por 2,1 en cinco años, hasta alcanzar los 219.955 habitantes (equivalentes al 14,4% de empadronados). Desde 2002, el centenar de localidades malagueñas han sumado 187.513 nuevos residentes. Un incremento que ha sido posible gracias al importante asentamiento de extranjeros, responsables del 60% de este avance.
Con estos números, Málaga es ya la provincia andaluza con más ciudadanos inmigrantes, por delante de Almería y de Sevilla, y la quinta en el ámbito nacional, tras Madrid, Barcelona, Alicante y Valencia.
Sobre la distribución de este colectivo por la provincia, Carvajal señaló que aunque la mayoría sigue concentrándose en localidades costeras, en los últimos años se está acentuando su disgregación hacia núcleos rurales del interior. Así lo demuestra la instantánea fija que dibuja el último padrón, donde ya hay una docena de municipios en los que los inmigrantes representan a más de un tercio de la población.
Ganan peso en el interior
Es el caso de enclaves turísticos como Fuengirola, Torrox, Mijas, Manilva o Benahavís (único punto donde los foráneos incluso superan a los autóctonos). Pero este fenómeno ya no es exclusivo de ciudades con sol y playa. Pequeños pueblos como Viñuela, Sedella, Canillas de Aceituno, Casares, Cómpeta, Comares o Alcaucín también destacan por tener más de un 30% de ciudadanos extranjeros.
Por nacionalidades, el INE recoge que uno de cada cuatro foráneos empadronado en Málaga es británico (56.898). Le siguen, a gran distancia, los marroquíes (21.251), argentinos, alemanes e italianos. Respecto a los extranjeros llegados en los último cinco años, la estadística señala que más de la mitad de los nuevos residentes inmigrantes proceden del viejo continente, principalmente de la Unión Europea. Sudamérica y Marruecos son los otros dos puntos que más foráneos han aportado desde 2002 a la provincia. La caída de la natalidad, unida al acelerado envejecimiento de la población, otorga a este colectivo un papel protagonista y necesario en el futuro demográfico y económico de la provincia.
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