Moratinos, el cooperante

ABC, 27-01-2008

POR CRUZ MORCILLO

ENVIADA ESPECIAL

BAMAKO (MALI). Hace dos años cuando a los españoles Mali les sonaba tan lejano como los reinos de Taifas, el ministro de Asuntos Exteriores de ese país le recordó a Moratinos que veníamos a devolverles lo que ellos nos dieron allá por el esplendor de Al Andalus. Desde entonces centenares de malienses han cogido el cayuco (12.646 tenían tarjeta de residencia en vigor en septiembre pasado y desde 2006 han sido repatriados más de 1.300 nacionales) pero al tiempo ambos países han empezado a mirarse de frente, gracias a un acuerdo de los llamados de nueva generación. Control de los flujos migratorios sí (Mali es el segundo país del África subsahariana con mayor emigración ilegal a Canarias), aunque no sólo eso. La inversión en el país de origen, la ayuda, la creación de empleo y la corresponsabilidad marcan la nueva política.

La parada de Moratinos en Bamako tiene un doble objetivo, que ayer se materializó: la firma de una comisión mixta de cooperación por la que el Gobierno se compromete a entregar 30 millones de euros en los próximos tres años en concepto de ayuda al desarrollo y la inauguración de la Embajada en Mali.

«Los países necesitan proyectos de futuro para que su gente se quede en ellos», enfatizó el ministro, quien recuerda que el continente debe convertirse en un eje de la política exterior española, un discurso que recuerda punto por punto al del presidente del Gobierno.

A los malienses, estas palabras no les han pasado desapercibidas y ayer durante la reunión de Moratinos con el presidente de Mali éste invitó al Rey y a Zapatero a viajar a su país, el tercero más empobrecido del mundo. El titular de Exteriores eludió concretar, dadas las fechas, aunque señaló que el presidente del Gobierno prepara su propia gira africana para este mismo año, si las urnas le acompañan.

El «amigo Moratinos», como le llamó el ministro de Exteriores maliense, proclamó la obligación de España de ayudarle a Mali en su despegue mientras las calles de Bamako hervían al ritmo cadencioso de cada día, ajenas a acuerdos y comisiones bilaterales apurando las horas hasta el próximo partido de fútbol de su selección. Los ojos del Gobierno, que se afana en campañas disuasorias para coger el cayuco, están puestos en un centro de gestión migratoria, financiado por la UE que ellos dirigirán y cuyo objetivo será formar mano de obra para que trabaje legalmente a miles de kilómetros. Los compromisos se completan con la creación en Bamako de un centro de formación de cooperación para el África subsahariana y con la intención de contratar a 300 malienses para que trabajen en Cataluña como temporeros.

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