"El atracador me clavó la navaja en la barriga por defender a la mujer"
El hombre que auxilió a la víctima de un robo en Valencia fue detenido después en el hospital por posesión de drogas
Las Provincias,
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27-01-2008
Habitación número tres de la planta de cirugía torácica del Hospital General de Valencia. Allí, tumbado en una cama, nos recibe Bernard F., de 39 años de edad y natural de Ghana. Un espectacular vendaje cubre una herida con trayectoria vertical en su abdomen. La lesión tiene su peculiar historia.
Los hechos se remontan al día de Reyes. El reloj marcaba las ocho de la mañana. La calle Viana estaba prácticamente desierta. Bernard F. deambulaba por la acera cuando oyó los gritos de una mujer que pedía socorro. Era la víctima de un atraco en una pensión del barrio chino.
El inmigrante africano acudió en auxilio de esta persona y se enfrentó al ladrón. Dos navajazos casi acaban con su vida. Al atracador no le tembló la mano cuando asestó las puñaladas.
“Me puse entre él y la mujer para que no le hiciera daño a ella”, relató Bernard F. “Me clavó la navaja en la barriga por impedir el robo”, añadió. Los dos hombres forcejearon cuerpo a cuerpo. Fueron momentos de gran tensión.
El ladrón, un joven marroquí de 19 años de edad, asestó un segundo navajazo a su víctima en un brazo antes de huir con un exiguo botín de 50 euros.
La mujer llamó por teléfono a la policía, que acudió con urgencia al lugar y capturó al agresor cerca de la calle Viana. Todo fue muy rápido. Un equipo del SAMU asistió al herido y lo trasladó al Hospital General.
Pero otra desagradable sorpresa para los sanitarios y la policía estaba por llegar. Antes de que fuera intervenido quirúrgicamente, Bernard F. sacó de su boca cinco bolas con varios gramos de cocaína y heroína. El héroe africano, el hombre que había arriesgado su vida para defender a la víctima de un atraco, era un presunto traficante de drogas.
Los agentes de la Policía Nacional no tuvieron más remedio que informarle de su situación como detenido y leerle sus derechos. Tres semanas después del apuñalamiento, Bernard F. aún no se ha recuperado de las graves lesiones que sufrió. Una de las puñaladas le afectó al hígado. El hombre se lamenta de su desgracia y proclama su inocencia. “La droga que llevaba en la boca era para consumo propio, pero la escondí para que no la viera la policía”, manifestó.
Estuvo tres años en la cárcel
Pero la policía cree que el inmigrante africano no dice la verdad. Sus antecedentes delictivos por tráfico de drogas y los tres años que pasó entre rejas por este delito pesan como una losa en la balanza de la justicia. Su compañera sentimental, Elena M., de 33 años de edad, reconoce que su pareja comenzó a coquetear con las drogas hace tiempo.
“Bernard está metido en este mundillo desde hace muchos años, pero ahora quiere dejarlo”, aseveró la mujer. “Ya cumplió su condena y ahora está buscando un trabajo digno para traer dinero a casa”, afirmó Elena M.
La brutal agresión que sufrió el día de Reyes ha sumido al inmigrante ghanés en una profunda depresión. “Ha tenido muy mala suerte. Se complicó la vida por ayudar a esa mujer y nadie se lo va a agradecer”, señaló la pareja del hombre apuñalado.
Bernard F. llegó a España hace 20 años escondido en uno de los contenedores que transportaba un buque de mercancías. “Lo pasé muy mal porque estuve varios días sin comer”, recordó el inmigrante con el rostro cariacontecido.
“Conseguí salir del barco en el puerto de Barcelona y me fui a Madrid a ganarme la vida”, manifestó. Trabajó como pintor, obrero y jornalero en el campo a pesar de que no tenía su documentación en regla.
También vivió un tiempo con las propinas que conseguía como gorrilla, actividad que compaginó con el trapicheo de drogas en la ciudad de Valencia hasta que fue detenido por la policía en 1999.
jmartinez@lasprovincias.es
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