Los seis cadáveres que esperaban en morgues tinerfeñas desde hace semanas fueron enterrados ayer en el cementerio de Arona, municipio al que llegaron los dos cayucos con los muertos, uno el 5 de diciembre y otro a principios de enero.

Los seis cadáveres de inmigrantes fallecidos en dos cayucos que han alcanzado las costas tinerfeñas en los últimos meses, tres llegaron en la expedición del 5 de diciembre de 2007 y otros tres el día primero del presente mes, fueron enterrados en la mañana de ayer en el Cementerio de Arona, municipio de llegada de las citadas embarcaciones.

Estos cadáveres se encontraban en distintas morgues tinerfeñas, tanto en los dos hospitales universitarios de Tenerife como en el Instituto de Medicina Legal, en espera de que el juez ordenase su enterramiento.

Ayer, una funeraria de Cabo Blanco trasladó los cuerpos de los inmigrantes hasta el camposanto municipal de Arona, debido a que los dos cayucos en los que llegaron los fallecidos arribaron a Los Cristianos, en el término municipal de Arona. El ayuntamiento que recibe los muertos es el que se encarga de proporcionar el sepulcro a los fallecidos, que son tratados como cualquier indigente. Estarán ocupando un nicho durante cinco años y, transcurrido este tiempo, pasarán al osario común del cementerio.

En Tenerife se queda el ADN de estas personas por si aparecen familiares que reclamen el cuerpo.

Con los entierros de ayer, más el que se realizó el pasado viernes en Santa Cruz, ya descansan en paz los cuerpos de los siete inmigrantes que llevaban semanas – y uno de ellos varios meses – esperando en cámaras frigoríficas.

Tanto los inmigrantes del camposanto aronero como el que fue enterrado en la más estricta intimidad en el Cementerio de Santa Lastenia (Santa Cruz) se encuentran entre las tumbas de otros residentes. En ninguno de estos camposantos hay una zona específica para ellos. Las tumbas no llevan ninguna identificación.