GENTE DISCRETA PAKISTANÍES EN EL RAVAL HUMA JAMSHED · Propietaria de una agencia de viajes

"Nos están haciendo mucho daño"

La Vanguardia, , 22-01-2008

LUIS BENVENUTY – Barcelona
Huma Jamshed era profesora de química en la Universidad de Karachi. Los profesores universitarios viven muy bien en Pakistán. Si normalmente la espera para conseguir una línea telefónica en casa es de varios años, a los del gremio se la proporcionan en pocos meses. Pero las líneas aéreas de Pakistán trasladaron a su marido a Madrid, y ella aprendió castellano para doctorarse cum laude en la Universidad Complutense. Fue duro. Huma disfrutaba de un alto estatus social y se convirtió en una doña nadie. En su primera noche en Madrid el oxígeno se le escapaba de los pulmones.

“Los pakistaníes que vienen a Barcelona lo hacen para trabajar duro – dice ahora Huma con vehemencia-, para ahorrar y dar un futuro mejor a sus familias. Nuestra religión nos obliga a dejar una buena herencia a los hijos. Por ello mis compatriotas no van al cine, no van de bares, no beben alcohol. Y los zapatos los compran en los comercios chinos más baratos. Sus momentos de ocio los dedican a pasear por la playa o a charlar en un banco de la rambla del Raval. Ahora, algunos comienzan a invertir en nuevos negocios y compran propiedades inmobiliarias”.

Huma se instaló en Barcelona en 1997. Abrió una agencia de viajes especializada en Pakistán, Arabia Saudí, La Meca, Nepal y otros destinos remotos. Ahora tiene seis sucursales, la más importante en la Rambla. “Lo ocurrido este fin de semana está haciendo mucho daño a la comunidad. Muchos medios de comunicación y muchos políticos están vulnerando la presunción de inocencia de los detenidos y están dando pie a las generalizaciones. Mis hijos son adolescentes, y se avergüenzan de ser musulmanes porque ahora por las calles los señalan como terroristas”.

La defensa de Huma de los suyos no es ciega. Es una mujer con espíritu crítico, la fundadora de la primera asociación de mujeres pakistaníes de Barcelona. Nunca ha dudado en denunciar las condiciones de vida medievales en las que muchas pakistaníes se ven obligadas a vivir por culpa de la interesada lectura que hacen sus maridos de la tradición. “Muchos pakistaníes tienen ahora miedo de que la policía los detenga y tarde años en decir que son inocentes, y lo diga cuando sus negocios ya estén arruinados. Eso ya sucedió, pero la mayoría de la gente lo olvidó”.

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