La "desprotección" de las inmigrantes sin papeles y prostitutas

Son mujeres que necesitan ganar dinero para enviar a sus familias y que entran con un visado de turista

Diario de Noticias, ana ibarra, 19-01-2008

pamplona. Es uno de los colectivos sociales más castigados al ser objeto de una triple discriminación por su condición de mujer inmigrante, prostituta e ilegal. Cuando no se añade un tormento más: ser madre y tener a su hijo en su país. Las situaciones de exclusión y pobreza a la que están expuestas las mujeres que ejercen la prostitución, a la que se suma la soledad y desesperación, las convierten en un colectivo vulnerable. El 90% de la prostitución en Navarra está vinculada a la inmigración, según reconocen las asociaciones de inmigrantes. “Son mujeres que necesitan ganar dinero para mantener a sus familias y hogares en su país de origen”, indica.

Existen redes que explotan sexualmente a mujeres brasileñas, que son captadas para trabajar principalmente en clubs de alterne. En otros casos, llegan con visados de turistas de tres meses, lo que les facilita la entrada. Es el caso de Tatiela de Sousa Neres. En estos momentos el índice de brasileñas, y también de rumanas, en el oficio es alto. Otros colectivos tradicionales como colombianas y dominicanas lo tienen más difícil ya que necesitan un visado del Consulado de España. “Algunas se van a los tres meses y vuelven después, otras se quedan y devienen en situaciones de irregularidad. La Policía hace redadas y abre expedientes de expulsión, les requisa el pasaporte y ya no pueden hacer una vida civil normal. Pasan tres días en el calabozo y si no hay avión que las lleve de vuelta, vuelven a la calle…”, explica Silvia Velasquez, presidenta de la FAIN (Federación de Asociaciones de Inmigrantes de Navarra).

Velasquez destaca la situación de absoluta “desprotección” en la que se encuentran las mujeres inmigrantes sin papeles como víctimas de la violencia de género. “No pueden acercarse a las instituciones que dicen protegerlas porque temen que la Policía les abra un expediente de expulsión. Conozco varios casos”, remarca. Hasta que no se emite una sentencia condenatoria, esa mujer sufre una larga agonía. Velasquez destaca además que las mujeres inmigrantes recelan de la adminstración en general y no saben distinguir entre un gobierno central, autonómico y local. “Para ellas son instituciones públicas y temen que les vayan a pedir los papeles, por lo que es un trabajo arduo de concienciación el que tenemos que hacer. Son las asociaciones de inmigrantes las que a través de la confianza y detectando sus problemas tenemos que acercarles los recursos, los servicios y las instituciones”, remarca.

maltrato psicológico Mujeres que además carecen de un colchón social donde protegerse ante episodios de violencia. A su juicio, hay que huir además del cliché de inmigrante como sinónimo de maltratador. En el caso de la prostitución, los malos tratos se ejercen sobre todo por parte de la población autóctona más que de los propios inmigrantes, son los que están detrás de muchos locales, sus nuevas parejas o los propios clientes, advierte. “El maltrato psicológico es continuo. Se les dice que sin ellos no van a tener papeles, que van a hacer que les expulsen, acudir a la Policía… y es horribe cómo se sienten estas mujeres”.

"Son muchos condicionantes los que están en juego. En América Latina, las mujeres no protestan ni denuncian porque el aparato gubernamental no les ayuda. Cuando llegan aquí se encuentran con otras expectativas. El hombre sabe que ha perdido el “poder” sobre esa persona porque hay una sociedad más igualitaria que respalda a esa pareja. “Entonces se entrega a la bebida o sufre el denominado síndrome de Ulises (inmigrante con estrés límite)”, remarca. “No se justifican estos comportamientos de ningún modo pero el desarraigo, no tener trabajo ni papeles les empuja más fácilmente al alcohol, las drogas y a la violencia”, precisa.

Para profundizar en este tema es necesario trabajar desde un enfoque transversal, admite Velasquez. “Y apoyar y fortalecer las asociaciones de inmigrantes porque su papel no es mantener el folklore de sus culturales sino conciliar entre dos comunidades, enseñar las normas de aquí y esa mediación sólo la pueden ejercer personas que llevan aquí tiempo y se han empapado de las costumbres”, subraya. Desde la FAIN se aboga por favorecer la presencia de estas federaciones en todos los ámbitos donde se aborde el tema de la violencia de género como el Instituto Navarro de la Igualdad.

Por su parte, Manuel Guaman, representante de la Federación Casa de las Culturas, afirma que no se puede juzgar a un colectivo en su globalidad sino cada caso y sus circunstancias. “Abandonan sus familias, están endeudados, forman nuevas relaciones, tienen la presión de la sociedad de aquí, del trabajo, de la vivienda, de la convivencia….”, observa. “En nuestros países no somos machistas, el problema es que aquí la vulnerabilidad es mayor porque las personas no tienen el acompañamiento familiar”, remarca.

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