Los asaltos a chalés continúan sucediéndose en diferentes puntos de la Comunitat Valenciana. Uno de los últimos afectados ha sido el conseller de Inmigración, Rafael Blasco.

La vivienda que el responsable autonómico posee en la Barraca d’Aigües Vives, núcleo de población situado entre Alzira y Carcaixent, se puso en el punto de mira de los ladrones.

Sin embargo, la persona que vivió en primera persona este episodio fue el casero del inmueble, que ocupa una vivienda contigua a la principal.

Tanto Blasco como su esposa, Consuelo Císcar, no permanecían en la casa esa noche. Pero quien sí estaba es la persona encargada de las tareas diarias en el inmueble. Durante de la madrugada del jueves al viernes, el empleado escuchó unos ruidos y los asaltantes, al menos dos, le sorprendieron y le obligaron a permanecer en el recinto de la depuradora para poder operar sin riesgos.

Algo más de una hora después, los ladrones se marcharon y el casero avisó a la Policía Local de lo ocurrido, según señalaron fuentes cercanas a la investigación.

Los agentes de la autoridad, según las mismas fuentes, se encontraron con la casa desordenada y varias habitaciones habían sido revueltas. En esta misma zona existen otros muchos chalés que son habitados fundamentalmente durante el verano, aunque parece que ninguno de ellos sufrió esa misma noche un asalto.

En la mañana de ayer, y después de haber sido avisado de lo ocurrido, el propio conseller Blasco acudió al chalé para conocer los desperfectos. Él mismo señaló que no se habían llevado ningún objeto de valor. “Esto le puede pasar a cualquiera”, apuntaron fuentes cercanas.

Unas horas después de lo ocurrido, la vivienda permanecía cerrada a cal y canto. Sólo se abrieron sus puertas para permitir la entrada a unos operarios de una empresa de aire acondicionado.


Ladrones violentos

En un operativo especial desarrollado en Valencia, la Policía Nacional ha detenido a un ladrón de 35 años que actuaba de manera violenta con sus víctimas en el centro de la ciudad. Solía actuar por sorpresa junto con un cómplice. Uno de ellos agarraba por detrás fuertemente a la persona a la que pensaban robar y, aprovechando el sobresalto, le quitaban los efectos de valor que portaba, como la cartera o el teléfono móvil. A continuación huían.

El lunes consiguieron arrestar a uno de ellos, un argelino de 35 años, en la calle Viana. Los agentes le imputan tres atracos cometidos en diferentes puntos de la ciudad. Atracó a una de sus víctimas el mismo día de su arresto en el cauce del río Turia. Los otros dos asaltos se produjeron el 12 de diciembre en la avenida Barón de Cárcer y el 11 de enero a las tres de la madrugada en la calle Carniceros.

La Policía Nacional calcula que logró un botín de más de 1.000 euros con los robos, además de un teléfono móvil, abundante documentación y tarjetas de crédito. En el momento del arresto le intervinieron 405 euros. El arrestado cuenta con antecedentes policiales y ya he sido puesto a disposición judicial.