LUCHA ANTITERRORISTA

'Realojados' en el bar musical El Piano

El Mundo, BELEN PARRA, 20-01-2008

Con nocturnidad y para alguno de los pocos vecinos que pudieron asomarse sin ser vistos, con alevosía. «Actuaron rápido, con prisas. A la mayoría los tumbaron en el suelo para inmovilizarlos e incluso hubo policías que les apuntaron con su arma», cuenta Mustafa, un marroquí que en la madrugada de ayer paseaba como tantas otras noches por el barrio barcelonés del Raval y pudo contemplar, entre atónito y asustado, parte de la operación policial en la calle de la Cera.


Allí, en el número 19, la Guardia Civil realizó registros en todas las viviendas, mientras ‘realojaba’ a todos los inquilinos del inmueble en el bar musical El Piano, contiguo al inmueble inspeccionado. Precisamente en otro bar de la misma calle, justo el que hace esquina con Botella, su propietaria relataba cómo a su marido el cuerpo policial le había instado a entrar en su local y no hacer preguntas: «Cuando íbamos a cerrar vimos cómo toda la calle se llenaba de policías y se impedía pasar a la gente. No quisimos enterarnos de nada, pero es verdad que últimamente pasan muchas cosas por el barrio».


La mujer se refería no sólo a los registros policiales, sino a la aparición de un cadáver en avanzado estado de descomposición en un piso y a un incendio en otro edificio de la Rambla del Raval.


A pesar de todo, la normalidad reinaba ayer entre las callejas de uno de los distritos más mestizos de Barcelona. La comunidad paquistaní, verdadero motor comercial de la zona, seguía ayer con sus rutinas, como si el despliegue policial y las detenciones no fueran con ellos. En su mayoría preferían no hacer comentarios sobre lo sucedido refugiándose en su total desconocimiento del idioma local. Otros, los menos, se excusaban en un castellano un tanto limitado no estar al tanto de lo ocurrido, para seguir como si nada con su quehacer diario. Con el paso de las horas, el sábado transcurría sin que apenas nadie entrara en las mezquitas del barrio, en el punto de mira de las pesquisas policiales.


Algunos comercios regentados por paquistaníes, como la pastelería de la calle Hospital en la que por la noche volverían a registrarse detenciones, proseguía con su actividad, ajena a las preguntas de los periodistas. El escaparate a rebosar de dulces típicos y dos parejitas en el salón de degustación.

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