Enseñar a nadar
El Periodico, , 21-01-2008La integración escolar de los hijos de inmigrantes es en la actualidad un reto para la educación. En Catalunya hay experiencias con años de rodaje. Cada escuela es un mundo y cada aula es una red de relaciones dentro de ese mundo. Cada nou vingut también es un mundo, y su edad es solo un dato. Tender puentes entre esos particulares mundos, tan diversos pero finalmente tan iguales, es una delicadísima obra de ingeniería humanitaria.
La integración de los hijos de inmigrantes en edad escolar implica modelos específicos para su primera acogida y posterior formación. Su inserción plena plantea problemas específicamente pedagógicos, idiomáticos, de conocimientos previos, de ritmo de aprendizaje o de redes de convivencia y relación. Problemas complejos y que requieren modelos adaptables a las condiciones concretas de cada realidad socioeducativa. Hay experiencias al respecto que muestran la necesidad de flexibilidad organizativa y de corresponsabilidad cultural e institucional del entorno.
La Conselleria de Educació ha planteado un proyecto piloto de creación de nuevos centros de acogida de no nativos, como los llama cierta sociología. Se trata de espacios para atender a los alumnos que lleguen a curso empezado, para facilitar su aterrizaje cognitivo y cultural y afinar su posterior encaje en el entramado escolar. De acuerdo que la propuesta inicial es inconcreta y demasiado genérica; es lógico que haya creado un alud de interrogantes y algunas críticas precipitadas. Le falta concreción y desarrollo normativo.
PERO HAY TRES rasgos en ella que quizás no se han destacado y merecen cierta precisión. En primer lugar, solo se propone de momento iniciar una experiencia piloto, lo que supone una prueba cuyos resultados prácticos deberán ser analizados en todas sus variables y evaluada de acuerdo a las hipótesis previas. Por eso aquí la evaluación externa de la experiencia piloto es una condición necesaria para su generalización.
En segundo lugar, otro rasgo fundamental, también poco enfatizado, es la transitoriedad de estos nuevos ámbitos de integración. Se trata de espacios de acogida de duración limitada, situaciones transitorias con el objetivo de facilitar el aterrizaje emocional y cognitivo de estos desconcertados extraterrestres culturales y su encaje más adecuado en la comunidad establecida.
Por último, estamos ante una propuesta de discriminación positiva, una formulación si se quiere poco afortunada pero que expresa una verdad sencilla: tratar por igual a desiguales suele ampliar la desigualdad. Organizar con sensibilidad espacios de acogida transitorios, escolares, extraescolares, no implica un efecto de segregación. Por el contrario, si se hace bien puede significar una primera y suave aproximación al rígido universo escolar y a sus exigencias. Un tiempo de inmersión antes de que el extraterrestre se lance al mar abierto.
LAS descalificaciones de segregación, exclusión o guetización son, además de precipitadas, una muestra más de excelsa corrección política en el discurso pedagógico multiculturalista. Las teorías educativas deberían ser verificadas mediante prácticas acordes con los valores de calidad, equidad y servicio público.
La LOGSE enfermó de este virus del teoricismo psicopedagogista. Si se exige cambiar la educación, además de recursos y medios, hay que asumir la incertidumbre de ensayar con rigor las reformas que se pretenden. Y verificar su eficacia y equidad.
EN ESTE caso creo que dar clases particulares de natación a quien no sabe nadar no le condena a no ir a la piscina con sus colegas; si acaso le prepara para ganar también él alguna carrera, aunque sea de vez en cuando. Que siempre ganan los mismos.
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