El proyecto de la Conselleria d’Educació de crear centros de acogida de inmigrantes en edad escolar que llegan a Catalunya cuando el curso ya ha comenzado parece un buen sistema para lograr la integración de los nuevos escolares sin entorpecer el ritmo de los alumnos que empezarán el curso con normalidad, es decir, en septiembre. De momento, la Generalitat, de acuerdo con los ayuntamientos, prevé la creación este año de centros en Vic y en Reus, dos ciudades donde se produce una notable llegada de niños inmigrantes como consecuencia de la reagrupación familiar. El trimestre pasado llegaron a Catalunya en esas condiciones casi 2.500 extranjeros en edad escolar. Y todo indica que el ritmo seguirá subiendo en los próximos meses.
Esos centros de acogida se plantean como aulas en las que los chicos reciben unos conocimientos básicos de catalán y castellano para que puedan integrarse al cabo de unas semanas en un centro escolar y tengan la posibilidad de acoplarse sin problemas graves a la actividad de sus nuevos compañeros. Los centros permitirán también una distribución más racional de los nuevos escolares, de manera que no se creen escuelas – gueto, llenas de inmigrantes.
No parece que las críticas recibidas por este plan, en el sentido de que pueden generar exclusión de unas minorías, sean muy consistentes. Al contrario, la conselleria ha hecho frente a un problema real y ha preparado soluciones. Suele ocurrir ante el fenómeno de la inmigración que predomine el discurso políticamente correcto que oculta – – o no aborda – – realidades sociales concretas. Y esta, la llegada de extranjeros en edad escolar fuera del calendario, es una de ellas.