Aguas fecales inundan dos sótanos usados como pisos en Barcelona

Los maltrechos bajos ubicados en la ronda Sant Pau tienen licencia de vivienda desde el 2003

La Vanguardia, ENRIQUE FIGUEREDO - Barcelona, 17-01-2008

El olor es perceptible nada más entrar en la portería, pero si se abren las ventanas de la escalera que dan al patio de luces entonces el hedor es denso e incuestionable. Los vecinos del número 11 de la ronda Sant Pau han llegado al límite de su paciencia. Dos sótanos del bloque son utilizados como viviendas desde hace dos años y parece, que la mina donde van a parar las aguas pluviales, se ha visto saturada por los desagües de los dos subterráneos por lo que el sumidero general no sólo ha dejado de drenar sino que está devolviendo a la superficie los putrefactos líquidos, que en estos momentos se mantienen encharcados.

A simple vista, parecer increíble que los dos sótanos sean viviendas salubres para los inquilinos que las habitan cuando hasta hace dos años fueron almacenes.

Pero los propietarios parecen disponer de cédulas de habitabilidad expedidas en el 2003 por la dirección general de Arquitectura i Habitatge que, desde ayer, está revisando el expediente para explicar cómo pudo autorizarse que esos inmuebles fueran utilizados como vivienda, algo que parece incompatible con sólo dar un vistazo y sin tener en cuenta la afloración de las hediondas aguas fecales.

La constructora que los adquirió ordenó a los albañiles que agrandaran unas ventanas que dan al patio de luces convirtiéndolas en puertas de acceso al patio de luces. Es la única ventilación de unos sótanos que tienen entre 80 y 90 metros cuadrados. Pese al certificado de la Generalitat, el Ayuntamiento de Barcelona mantiene estos dos sótanos catalogados en sus archivos como almacenes.

La presidenta de la comunidad de propietarios, Montserrat de Gràcia, está cansada. “Ahora hace frío, pero la gente debe imaginarse cómo será esto cuando empiece el calor. Esta situación no puede continuar”, asegura esta mujer que ocupa uno de los pisos situados en el principal. De Gràcia explica los distintos avatares que ido viviendo la finca y, en especial, los dos sótanos que parecen origen del litigio. Los vecinos que viven abajo son extranjeros. “Creo que ellos deberían ser los primeros en denunciar pues podrían haberles estafado. Les vendieron unos sótanos como si fueran viviendas y no lo son. Si yo percibo un olor muy fuerte qué deben notar ellos cuya única apertura de ventilación está a la misma altura que las aguas fecales”, explica la presidente de la comunidad de propietarios.

Según el historial expuesto por De Gràcia, los sótanos dejaron de utilizarse como almacén aproximadamente en 1998 y no hubo más actividad hasta que hace algo más de dos años llegaron los albañiles y empezaron a trabajar. Intentaron parar las obras pues resultaba evidente que se estaban montando dos viviendas. Cuando la orden municipal de paralización de las obras llegó, los trabajos ya habían acabado.

Compraventas entre inmigrantes

Según explica la presidente de la comunidad de propietarios, fue una sociedad de Bangladesh la que compró los dos sótanos después de que llevaran varios años inactivos. Sin embargo, se han ido llevando a cabo diversas compraventas, pues los actuales inquilinos no son de esa nacionalidad – siguen siendo ciudadanos inmigrantes- y afirman ser los propietarios. Algunos de ellos, por información de que dispone la comunidad de propietarios, pidieron un préstamo para comprar el sótano. Nadie sabe si esos préstamos fueron hipotecarios, sin embargo parece complicado que un tasador de una entidad bancaria concediera un préstamo del valor de una vivienda.

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