ENRIQUE SERBETO

CORRESPONSAL

ESTRASBURGO. El Parlamento Europeo vivió ayer una de estas ocasiones extrañas en las que no se acaba de ver claro si para contarlo es mejor empezar por el principio o por el final. Una mayoría de diputados – sobre todo liberales y socialistas – se opuso a un párrafo que recomendaba la prohibición del velo en todas las escuelas primarias de la UE.

Hasta la víspera de la votación, aparte de su autora, sólo se había dado cuenta de que existía ese párrafo un diputado, el convergente Ignasi Guardans, que ha maniobrado contrarreloj durante 48 horas para bloquear la iniciativa.

Es cierto que el párrafo en cuestión era el 127 de un informe de más de 80 páginas sobre derechos de la infancia, lo que explica que excepto quien lo ha escrito, la diputada italiana Roberta Angelilli, del grupo de la Europa de las Naciones, nadie fuera sido capaz de leerse entero el texto que se sometía a votación. El texto decía: «El Parlamento Europeo manifiesta su preocupación por las múltiples vulneraciones de derechos que sufren especialmente las niñas de origen inmigrante; recomienda encarecidamente a los Estados miembros que prohíban el pañuelo y el hiyab al menos en la escuela primaria, para establecer más sólidamente el derecho a ser niña y garantizar una verdadera libertad de elección no forzada posterior».

Invocaciones coránicas

Tras las gestiones de Guardans, en las que según algunos se invocaron las prescripciones coránicas que no obligan a las niñas a usar el velo hasta la primera menstruación, se suprimió el párrafo en cuestión.

En algunos países esa prohibición existe, y ya hay una sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que la avala, pero los eurodiputados han reculado a la primera.

Después de descubrir el párrafo y de convencer a los liberales con apelaciones a la libertad individual, Guardans obtuvo el respaldo de los socialistas, que en Cataluña han predicado el «laisser faire» en cada escuela por no imponer la prohibición. Los populares votaron a favor o se abstuvieron.

Para Guardans, la prohibición «no tiene sentido porque no hay demanda social». «Si se prohibiese el velo, habría que hacer lo mismo con las celebraciones cristianas», afirma.