Guerra a los gazapos del 'chinglish'
El Periodico, , 17-01-2008El chinglish es producto de la dificultad de los chinos para aprender inglés, similar a la de los occidentales para aprender chino. A diferencia del
spanglish – – la mezcolanza entre castellano e inglés – – , el chinglish alcanza su cúspide en el lenguaje escrito. Suelen ser traducciones creativas, aunque a veces el error viene por la excesiva literalidad.
El Parque de las Minorías Étnicas, en el centro de Pekín, era anunciado hasta hace poco como Racist Park, o parque racista. Algún ala delta o hang – glider se publicita como jumping umbrella o paraguas de saltar, y las casas de masajes como massage the house o masajear la casa. En el barrio financiero eran muy visibles las letras en luces de neón del Hospital for Anus and Intestine Disease (Hospital para Enfermedades del Ano y el Intestino). También se anunciaba con ese nombre en los lavabos públicos con pegatinas, junto a teléfonos de contacto, por si le alcanzaba a uno ahí la urgencia. Las pegatinas resisten, pero en la fachada ya se lee Hospital for Proctology u Hospital de Proctología.
El chinglish ofrece buenos momentos, pero el Gobierno le declaró la guerra este año y pretende su extinción antes de los Juegos Olímpicos. El objetivo es evitar confusiones a los visitantes, aunque como en casi todas las campañas olímpicas, trasluce el gran desasosiego gubernamental por la imagen que el país pueda dar a los representantes del opulento y civilizado Occidente.
La normativa Traducción al inglés de las señales públicas incluye cinco categorías de urgente mejora: los nombres de vías públicas, atracciones turísticas, servicios comerciales, estadios y gimnasios y sanidad. El programa cuenta con un teléfono en el que 35 famosos eruditos y profesores de lenguas extranjeras solventan las dudas de los propietarios y recogen las denuncias ciudadanas. Pekín anunció recientemente que se habían cambiado ya 6.500 señales de tráfico.
La campaña suele tropezar con la gastronomía china. Algunos nombres de platos aluden a sus orígenes legendarios, y muchos otros dan pocas pistas sobre lo que uno se encontrará en la mesa. Por ejemplo, el plato Hormigas subiendo por el árbol no anticipa vermicelli frito picante con carne picada de cerdo, ni el Siete felicidades sugiere un revuelto de marisco, carnes y vegetales. Uno está legitimado a esperar grandes cosas del barroco Gong bao ji ding o Plato imperial de trozos de pollo cocinados a fuego alto, pero no es más que el famoso pollo con almendras, aunque en China el picante sube tres octavas.
La traducción literal de esos platos atenta contra la claridad, primer mandamiento de la campaña, pero la traducción descriptiva desprecia la tradición gastronómica china, como denunció una campaña de los internautas chinos hace unos meses. Un representante de la campaña anunció recientemente que ya habían sido traducidos mil platos y bebidas, entre ellos 66 variedades de ternera y 83 de cerdo, pero reconoció que finalizar la tarea requeriría a los expertos estrujarse el cerebro. Mientras dan con la solución, los analfabetos en chino seguirán recurriendo a lo habitual: elegir un restaurante con menús con fotos.
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