La prostitución en la CAV se "extranjeriza" y pasa de la calle a los pisos y clubes

Euskadi es la comunidad con el ratio más bajo: sólo nueve por cada mil mujeres ejercen la prostitución.

Deia, Nekane Lauzirika, 10-01-2008

bilbao. Al analizar la prostitución es muy frecuente hacerlo bajo un aspecto paternalista y de la moral. Pero ninguna de estas dos formas de enfocarla aporta nada a su solución. En primer lugar, porque quienes la ejercen no lo hacen por gusto o depravación, sino por necesidad económica. Y en segundo lugar, porque la prostitución no es algo etéreo que hacen las mujeres, si no que existe porque hay clientes.

A esto habría que sumar que en el País Vasco, y en nuestro entorno más cercano, como consecuencia del factor social de la pobreza, el ejercicio de la prostitución se ha “extranjerizado”, siendo nueve de cada diez de las 1.820 mujeres que ejercen este trabajo extranjeras y en situación irregular.

La directora del Instituto Vasco de la Mujer-Emakunde, Izaskun Moyua, presentó ayer en Bilbao una radiografía sobre la prostitución en la CAV, que se ha centrado únicamente en el sexo femenino para actualizar los datos obtenidos en 2002 con un trabajo similar.

La investigación destaca que el número total de mujeres que ejercen la prostitución en Euskadi ha pasado de 1.780 de 2002 a las 1.820 en el año 2007, un 2% más. A pesar de ello, la CAV es la comunidad con el ratio más bajo, ya que sólo nueve mujeres por cada mil habitantes ejercen esta actividad frente a las 27 y 25 de Galicia y Andalucía.

En los últimos cinco años, la prostitución de calle, la opción más insegura, ha bajado en un 68%, mientras que ha aumentado considerablemente, en un 60%, la actividad en pisos, “ya que las mujeres buscan la protección del grupo”.

Aunque no se trata de un colectivo homogéneo, las mujeres que trabajan en la calle son subsaharianas, sobre todo, nigerianas, en torno a los 18 años, y también las toxicómanas. Las latinoamericanas, principalmente brasileñas, de 18 a 35 años, ejercen en pisos y clubes, así como las mujeres de países del Este de Europa, sobre todo rumanas, de edades muy jóvenes y que están muy vigiladas por sus proxenetas. Las mujeres autóctonas tanto jóvenes como maduras ejercen mayoritariamente en pisos y clubes.

para vivir La necesidad económica es la principal causa para ejercer la prostitución, rondando los servicios entre los 60 y los 120 euros. Las mujeres extranjeras se inician en la prostitución para mantener a su familia en su país de origen, mientras que en el caso de las autóctonas se debe a la dependencia económica con sus parejas. En otros casos como medio de vida para costear el consumo de estupefacientes.

La prostitución ejercida en los pisos se caracteriza por la mayor discreción que ofrece al potencial cliente. Se suele producir un reparto de beneficios al 50% entre el dueño o encargado y la mujer que ejerce la prostitución y, además, se está extendiendo la práctica de incluir la referencia de móviles personales en los anuncios de prensa, para poder captar al cliente antes de que acceda al piso.

En lo que respecta al perfil del cliente, la mayor variedad se encuentra entre los de buscan los servicios en la calle. Los pisos se adaptan más a un perfil de cliente que busca la privacidad y evitar que pueda ser reconocido, mientras que los clubes incorporan la faceta lúdica del alterne y la relación, ya que en muchos casos se acude en grupo o cuadrilla.

Por otro lado, las relaciones sociales de las prostitutas se ven condicionadas, en el caso de las extranjeras, por la distancia física existente entre las mujeres y sus familias, lo que favorece situaciones de depresión o fuerte sentimiento de soledad y desamparo. En el caso de las autóctonas, por la búsqueda del anonimato. Además, hay una gran demanda de los servicios de mujeres transexuales y travestis por parte de los clientes y aumentan las peticiones de relaciones sin preservativo y del uso de la droga, sobre todo de la cocaína.

emakunde La directora del Instituto Vasco de la Mujer, Izaskun Moyua, insta a dar pasos hacia "una sociedad sin prostitución. “Es algo no deseable, ya que quien la ejerce lo hace por motivos que tienen su origen en situaciones estructurales e interrelacionadas de dominación y desigualdad, que derivan de las relaciones de género, pero también de la pobreza, y de las relaciones entre países desarrollados y en vías de desarrollo. Perpetúa el rol de la mujer como objeto sexual”.

Emakunde destaca la necesidad de evitar la exclusión social de las mujeres y propone una segunda línea de actuación para garantizar los derechos de estas mujeres a través de medidas en el ámbito de la salud, el empleo, la vivienda, la seguridad ciudadana, inclusión social y el asesoramiento legal, entre otras medidas.

“Hay que evitar su aceptación social”

Emakunde plantea como línea estratégica de trabajo la reducción del consumo de prostitución a través de medidas de concienciación social que tiendan a “evitar la aceptación y la normalización” del fenómeno y que estén dirigidas a sensibilizar a la sociedad en su conjunto y, sobre todo, a los hombres sobre las consecuencias negativas de la prostitución, además de a concienciar a los clientes de su responsabilidad en su mantenimiento para disuadirles del consumo". El Instituto Vasco de la Mujer, que no entra a valorar si la prostitución ha de regularizarse o no, insta a dar pasos hacia una “sociedad sin prostitución”, a través de medidas de concienciación social para evitar su aceptación, como se está haciendo con la violencia machista. “La regularización de la prostitución otorgaría derechos a estas mujeres, pero no evitaría que vivieran situaciones de exclusión debido a su actividad profesional”, explicó Izaskun Moyua, para quien prohibir la prostitución únicamente serviría para trasladar esta actividad a los países cercanos, como ha sucedido en los estados de Europa que han tomado esta decisión. >N. L.

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