Un centenar de personas ha habitado durante los últimos meses en este edificio abandonado del barrio donostiarra

donostia. El Departamento de Interior del Gobierno Vasco procedió ayer, a instancias del de Educación, al desalojo del antiguo instituto de Martutene en el que habitaban desde hace meses decenas de ciudadanos rumanos. Según informaron fuentes de la Ertzaintza, la acción se llevó a cabo cerca de las 10.00 horas de forma “totalmente pacífica” y sin ningún problema.

Agentes de la Policía autonómica custodiaron el edificio y procedieron a su cierre – para que el mismo no pueda volver a ser ocupado – , en una intervención que contó también con la presencia de responsables de Educación, propietario del inmueble. Durante la misma, algunos de los ciudadanos rumanos que habitaban en el colegio – y que fueron avisados del desalojo el martes a través de sendas notas en castellano y rumano – accedieron al interior del mismo para retirar sus pertenencias antes del abandono definitivo.

Educación, que deberá decidir ahora cuál es el futuro uso del edificio, inició hace mes y medio el expediente para que se pudiera materializar el desalojo de este antiguo instituto de Formación Profesional en el citado barrio donostiarra. La medida, que requería de la orden judicial preceptiva, fue notificada entonces al Ayuntamiento de la capital guipuzcoana, que la trasladó a su vez a los propios ocupantes.

Cerca de un centenar de rumanos residía en el edificio desde hacía varios meses – la cifra había bajado en las últimas semanas tras la marcha de algunos de ellos – , lo que había suscitado diversas quejas por parte de los vecinos de la zona, que mostraron su preocupación tanto por problemas de salubridad derivados del hacinamiento de estas personas como por presuntas prácticas fraudulentas en las que habrían incurrido las mismas.

El Ayuntamiento de Donostia, por su parte, exigió al Gobierno Vasco que solucionara los problemas surgidos y disolviera esta concentración ilegal de personas, y que definiera con prontitud el futuro del antiguo centro formativo, que se encuentra vacío desde su clausura hace más de cinco años.

abandono voluntario Hace dos meses, Lakua aseguró estar “al tanto” de lo que ocurría en Martutene y haber tomado “cartas en el asunto”. La situación se hizo pública a través de este periódico y, dos días después, una treintena de rumanos abandonó el viejo instituto, sorprendiendo a los propios vecinos. Desde entonces, el número de personas que quedaba en el edificio se había ido reduciendo hasta que ayer dejaron el mismo los últimos ocupantes.

Durante todo este tiempo, los ciudadanos rumanos han estado recibiendo la atención de los técnicos municipales para tratar de buscarles una salida. Además, algunas de esas familias han estado acogidas por los servicios de alojamiento de urgencia de los que dispone la capital guipuzcoana.

Según la asociación Cárpatos de Euskadi, la cifra de rumanos en Gipuzkoa se situa entre los 1.000 y los 2.000 en el padrón de 2006, con las comarcas de Donostialdea y Goierri – muchos de ellos trabajan en tareas forestales – como principales focos de concentración.

En la capital guipuzcoana, la presencia de ciudadanos procedentes de ese país se ha cuadruplicado en cinco años. No en vano, Europa del Este ha pasado a ser, después de Latinoamérica y el Magreb, la tercera fuente de inmigración de Donostia.