La política de inmigración
Sarkozy implica a Zapatero en un plan de expulsión colectiva de ´sin papeles´
La Vanguardia, , 09-01-2008LLUÍS URÍA – París. Corresponsal
EL EJEMPLO Sarkozy utiliza a España e Italia para justificar su política de inmigración
EL PRECEDENTE Francia, España e Italia organizaron vuelos conjuntos para repatriar a rumanos
SARKOZY Y ZAPATERO Los dos mandatarios firman mañana en París una declaración sobre inmigración
La nueva sintonía que muestran Nicolas Sarkozy y José Luis Rodríguez Zapatero en materia de política de inmigración podría acabar traduciéndose en expulsiones colectivas de inmigrantes sin papeles de forma conjunta por España, Francia y acaso Italia. Así lo apuntó ayer el presidente francés en una conferencia de prensa en el Elíseo y a dos días de la cumbre franco-española que se celebrará mañana en París.
Tras aludir a la determinación del presidente del Gobierno español y del primer ministro italiano, Romano Prodi, de no realizar en el futuro nuevas regularizaciones masivas de inmigrantes irregulares, Sarkozy añadió sin más precisiones: “Ambos me han pedido que Francia, Italia y España procedan a expulsiones colectivas”. Los gobiernos español e italiano se apresuraron a matizar las palabras del presidente.
La expresión utilizada por Sarkozy levantó enseguida suspicacias en Madrid y Roma, en la medida en que podía dar a entender que aludía a la “expulsión colectiva” de determinados grupos de inmigrantes, como se planteó recientemente en Italia con los gitanos procedentes de Rumanía. Sin embargo, el tenor de la intervención de Sarkozy – en la que remarcó las garantías judiciales del proceso de expulsión- y la práctica llevada a cabo por Francia en este terreno sugieren más bien que el presidente francés se refería a la cooperación de estos tres países en la expulsión de sin papeles,como ya se hizo entre el 2005 y el 2006 con la organización conjunta de vuelos para repatriar a inmigrantes rumanos.
El Gobierno español así lo quiso entender. El secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Bernardino León, precisó ayer en Madrid que España y Francia se proponen reforzar su cooperación en materia de política de inmigración pero en el marco de la Unión Europea, donde se plantea impulsar a corto plazo – explicó- la organización de repatriaciones de forma coordinada. En cualquier caso, la cumbre de mañana, en la que participa la secretaria de Estado de Inmigración, Consuelo Rumí, debe alumbrar una declaración sobre la materia.
En Roma, la reacción fue más contundente, aunque en el mismo sentido. El ministro italiano del Interior, Giuliano Amato, remarcó la posición de su Gobierno a través de un comunicado: “No confundamos. Los vuelos colectivos son organizados desde hace un tiempo por la Unión Europea para repatriar a los inmigrantes clandestinos expulsados de diversos países. Pero Italia no procede a ninguna expulsión colectiva”. En este país, subrayó en el mismo comunicado, las expulsiones son individuales, deben estar motivadas y validadas por la autoridad judicial. “Prevemos todo menos la posibilidad de expulsiones en masa o de grupos”, añadió.
Si nebulosa aparece la alusión de Sarkozy a las “expulsiones colectivas”, no es más clara la atribución de la iniciativa a Madrid y Roma. En medios españoles conocedores de las relaciones bilaterales en este terreno se apunta que es más bien Francia la que muestra últimamente interés en organizar conjuntamente la expulsión de inmigrantes – tal como se había hecho con los rumanos- hacia determinados países africanos, pero que tanto España como Italia son más bien renuentes. En el caso del Gobierno español, porque una iniciativa tripartita podría distorsionar el buen funcionamiento de los acuerdos bilaterales de repatriación que España ha suscrito con algunos países del África subsahariana.
No sería la primera vez que un alto mandatario francés patina al citar a Zapatero en el tema de la inmigración. El primer ministro, François Fillon, tuvo que rectificar formalmente, a través de una nota oficial, el pasado mes de agosto unas declaraciones en las que atribuía al presidente del Gobierno español la presunta confesión de que la regularización masiva de inmigrantes ilegales llevada a cabo en España en el 2005 había sido un error que “lamentaba profundamente”.
Como Fillon en el mes de agosto, Sarkozy utilizó ayer a Zapatero – y a Prodi-, dos de las principales figuras de la izquierda europea, para defender su propia política de inmigración, criticada por la izquierda francesa. “Lo que hacen los socialistas italianos y los socialistas españoles ¿no puede hacerlo Francia?”, se preguntó.
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