A. B.
BARCELONA

Después de dos años de relativa calma tras la crisis de las alambradas, Ceuta vuelve a sentir la presión migratoria. En las últimas semanas, se han multiplicado los intentos de entrar en la ciudad por parte de inmigrantes magrebís, asiáticos y subsaharianos. La mayoría pretenden entrar ocultos en dobles fondos habilitados en coches, ya sea en el salpicadero, bajo los asientos o en el depósito de gasolina.
El paso fronterizo de El Tarajal, que separa Ceuta de Marruecos, es escenario casi diariamente de estrambóticos intentos de entrar clandestinamente en España. El último se produjo el pasado miércoles, cuando la Guardia Civil descubrió a un magrebí oculto en el depósito de gasolina de un coche. A principios de semana, un marroquí fue descubierto cuando pretendía pasar con dos inmigrantes ocultos bajo los asientos de su coche.
Como estos, ya han sido varios los vehículos interceptados que habían sido manipulados con la finalidad de facilitar la ocultación de inmigrantes. Uno de los mecanismos consiste en reemplazar el depósito de gasolina por uno de solo cinco litros, lo justo para pasar la frontera, y dejar así espacio al individuo. De hecho, la policía marroquí ya ha registrado varios talleres donde se sospecha que se habilitan esos dobles fondos.
En ocasiones, las mafias lo intentan a la brava, como el 23 de diciembre, cuando un vehículo todoterreno con 12 subsaharianos a bordo irrumpió de madrugada y a toda velocidad en la frontera logrando saltarse los controles.