HISTORIAS DEL MUNDO

La niña que divide a los austriacos

La amenaza de expulsión de una joven albanokosovar, Arigona, divide a los austriacos. Unos opinan que debería regresar a Kosovo una vez terminada la escuela primaria y otros creen que tiene derecho a quedarse y estudiar peluquería como ella desea

La Vanguardia, ISIDRE AMBRÓS - Berlín. Corresponsal, 04-01-2008

Arigona Zogaj, una niña kosovar de quince años, ha estado apunto de provocar un cisma en el gobierno de austriaco, formado por y populares y ha sacudido las conciencias de los ciudadanos de este pequeño país centroeuropeo.

El caso estalló en octubre cuando Arigona huyó y se escondió para no ser expulsada del país junto a su padre y sus cuatro hermanos. Y a los pocos días la televisión austriaca emitió un vídeo donde amenazaba con suicidarse si la intentaban devolver a su país de origen.

Desde entonces, el nombre de Arigona no ha dejado de estar en boca de políticos, intelectuales y de la gente en general. Unos a favor y otros en contra. El trasfondo no es otro que la falta de una legislación ágil en materia de inmigración y asilo, ya que los solicitantes de un permiso deben esperar hasta más de cinco años para obtener una respuesta. La gota que colmó el vaso llegó el 14 de diciembre. Este día, el ministro de Interior, el conservador Günther Platter, denegó la petición de residencia de Arigona. “Las condiciones previas para una residencia en Austria no se han cumplido”, dijo el ministro, conocido por su aplicación restrictiva del derecho de asilo. Y es que la familia había llegado al país en 2002 con la ayuda de traficantes, después de que los serbios quemasen su casa en 1999.

Desde entonces todas las demandas de autorización de residencia fueron rechazadas. No obstante, la familia se integró en una pequeña localidad al norte del país. El padre trabajaba y los niños iban a la escuela. Tras agotar todos los plazos legales, la familia fue detenida y expulsada este año. Todos menos Arigona, que huyó y se escondió. Al recibir la promesa de que no saldría del país contra su voluntad, reapareció, volvió a la escuela y empezó un pulso con el Gobierno que todavía continúa.

El ministro de Interior ha dicho que “las razones económicas para no seguir en Kosovo no pueden ser un criterio para que esta familia permanezca en Austria”. No obstante, ha permitido que Arigona acabe sus estudios básicos en el país, que deben terminar este año. “No quiero ser un obstáculo para la formación de esta joven”, dijo Platter, quien añadió

“quiero asegurarme de que acabe la escolarización obligatoria”. La muchacha, sin embargo, quiere aprender peluquería y quedarse a vivir en Austria.

Esta situación ha provocado una rebelión popular. Varios intelectuales y representantes de organizaciones humanitarias anunciaron en un artículo en el diario Der Standard, su disposición a ir a la cárcel para proteger a los sin papeles. “Un país que deportó a más de 120.000 personas hace 60 años, debe desarrollar hoy una política humanitaria”, subrayó el escritor Robert Schindel.

“Lo que hace Platter no solo es asocial, también es poco cristiano”, dijo el jefe de Los Verdes, Alexander Van der Bellen, en una manifestación que reunió a casi 10.000 personas en Viena.

La mayor crítica, sin embargo, salió del propio primer ministro austriaco. El socialdemócrata, Alfred Gusenbauer, a modo de reflexión en voz alta, declaró a la radio austriaca que aunque el ministro de Interior había aplicado bien la ley, “muchos austriacos se preguntan porque hay que expulsar a una joven, integrada el país, que habla nuestra lengua y quiere quedarse a trabajar, mientras el ministro de Comercio viaja a India a buscar mano de obra cualificada”.

Le faltó tiempo al vicecanciller Wilhem Molterer, para advertir que el Partido Popular no variaría su política de inmigración y asilo. Para evitar más tensiones, Gusenbauer precisó que no se podía cambiar la decisión “porque sería invitar a entrar ilegalmente en Austria a todo el mundo”.

¿Qué responderá ahora la joven kosovar Arigona? Es lo que se preguntan los austriacos.

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