A salto de mata PEPITA ESPARZA PRESIDENTA DE LA ASOCIACIÓN NERI DE AYUDA A INMIGRANTES
«La verdadera felicidad se logra ayudando a los más necesitados»
«El otro día, un joven inmigrante me comentó que con 150 euros que envía a su país, su familia no se muere de hambre»
La Verdad, , 03-01-2008Con el impulso que supone saberse fundamental para la vida diaria de muchas personas, Pepita Esparza y la asociación de ayuda a inmigrantes que preside, no dudan en afrontar cada día más retos en pos de los más necesitados. Se les puede encontrar en la calle Baraundillo, número 3, de Murcia.
- ¿Cuál es el fin de la asociación?
- Responder a las muchas necesidades que tienen los inmigrantes que malviven en Murcia. Nuestros servicios asistenciales son desayunos diarios (250 al día), servicio de duchas y de lavadora, así como reparto de comida de los bancos de alimentas, complementando la asistencia que proporciona el patronato Jesús Abandonado. También tenemos un piso de acogida y ayudamos a los inmigrantes a aprender el idioma, gestionar documentos, vacunarse o incluso servirles de consigna, para que puedan dejar sus cosas en algún sitio. Porque la mayoría que vienen a nosotros viven en casas derruidas, de cualquier manera los pobrecitos. Nuestro objetivo es que se respeten los derechos de los inmigrantes y se les trate bien.
- ¿Y cuál es su origen?
- La asociación surge de la comunidad de base de la parroquia murciana de Vistabella. Y en muy poquito tiempo ha dado un rendimiento enorme.
-¿Cómo es la situación de los inmigrantes con quienes tratan?
- Realmente penosa. Es muy triste ver cómo se aprovechan de ellos cuando van a echar peonadas y les pagan una miseria. El otro día a un chico sólo le dieron 20 euros por 16 horas de trabajo.
- ¿Han notado un gran aumento de inmigrantes?
- Sí ha habido una avalancha del fenómeno de la inmigración. Yo llevo trabajando con inmigrantes desde el año 1991 y entonces sólo había magrebíes. Ahora sobretodo vienen subsaharianos, pero es que la situación en sus países es terrible. El otro día uno de los chicos comentaba que con 150 euros que envía, su familia no se muere de hambre.
- ¿Son muy grandes sus necesidades?
- Innumerables. Aún recuerdo la increíble cantidad de vasos de agua que me pedían este verano porque se asfixiaban.
- ¿Se trata mal a los inmigrantes?
- Hay de todo. Lo ideal sería que no hubiese racismo y aprendiéramos a convivir juntos porque no es verdad que vengan a quitarnos trabajo sino a rellenar huecos. Pero no hay por qué fijarse sólo en lo malo, hay muchísima gente solidaria en Murcia.
- ¿Cómo se financia la asociación que usted preside?
- Con la aportación de los miembros que lo son, en su mayoría, también de la parroquia. Y con los proyectos que nos financia el Ayuntamiento de Murcia y la Comunidad. Pero la gran aportación es el trabajo que hacemos el gran equipo solidario que somos. Aún así, toda ayuda es poca, porque cada vez nos planteamos hacer más cosas; así que espero que la gente se conciencie y nos ayude.
- ¿Llevará mucho trabajo coordinar toda la actividad de la asociación?
- Sí, porque siempre hay que estar resolviendo cosas. Ahora, por ejemplo, el dueño del piso de acogida lo va a vender y tenemos que buscar otro.
- ¿Qué le lleva a tal esfuerzo?
- Cuando uno se mete en estas cosas, se da cuenta de lo felices que son quienes no conocen estas realidades; pero la verdadera felicidad es saber que se está ayudando a los demás. Como cuando, para lograr que a una familia rumana le devolvieran a sus niños, tuvimos que buscarles piso y trabajo. Sin duda, mereció la pena. Mi motivación es ponerme en el lugar del inmigrante y pensar en cómo me gustaría ser tratada y ayudada. Por otro lado, como cristiana, veo en la Palabra del Evangelio y en la Teoría de la Liberación la filosofía del compromiso con los débiles.
(Puede haber caducado)