El verdadero efecto llamada
Diario Sur, , 02-01-2008Estoy harto de cada vez que se juntan más de dos personas por más tiempo del que lleva las conversaciones convencionales y el tema de la inmigración sale a relucir. Parece que es el gran problema de nuestra España. ¿Pero quiénes son estos seres de acento extraño?; pues todo aquel no nacido en nuestras fronteras y que por supuesto no es turista. Esta condición les marca al menos como sospechosos, por no decir como culpables de todo lo malo que pase o pueda pasar a su alrededor. Es curioso cómo un tema tan arbitrario – porque no me digan que el materializarse en un sitio de este planeta no es puro azar, dependiendo del siglo o incluso año, de los kilómetros o incluso metros y por supuesto de la nacionalidad que antes el mismo azar les dio a quienes te procrearon – hace que pertenezca a un país o a otro. Y, amigo, si el tuyo no es de los «buenos» lo sentimos pero mal empiezas. Pues bien, estas personas nacidas en sitios desfavorables (el por qué están así es otra larga historia..) los muy cabezotas no se conforman y se empeñan en desplazarse a otros lugares donde les parece pueden seguir respirando (que no viviendo). Llegan si tienen suerte a España; ahora decimos que fueron «llamados» por la última regularización que se hizo, esos papeles que les devolvieron un poco de la dignidad negada, en el que se les elevaba el estatus de esclavos a mano de obra barata.
Esos papeles dicen que les llaman, por lo visto llegan cogen su Cambalache y, hala, como están más preparados que nosotros, los autóctonos de este trozo de tierra, a quitarnos los trabajos. Nada de que sean traídos por mafias y sean contratados por empresarios sin escrúpulos y querencia al dinero rápido y fácil. Estos empresarios que pertenecen a la misma asociación que aquellos que compran a un céntimo lo que sea (fruta o verdura o ladrillos o tierras no urbanizables o…) le ponen un lacito y nos lo venden a diez euros.
Gente respetable donde las haya, españoles de pura raza para más señas. «Están por todos lados, ¿verdad Mari?». Estos que salen de la invisibilidad y se hacen legales, que cotizan y pagan sus impuestos, estos quieren colegios para sus hijos, quieren ser dueños de negocios (esos que ya la comodidad de horarios y la mejora en la educación nadie quiere), buscan en definitiva ser iguales, incluso muchos serán españoles, pero claro con la oportuna etiqueta de inmigrantes de segunda, tercera… generación, hasta que sus pieles se aclaren, sus acentos se difuminen, sus costumbres… sus creencias…
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