Dejan las vías y optan por el mar
El Universal, , 01-01-2008df@eluniversal.com.mxTULTITLÁN, Méx. El camino de los migrantes centroamericanos hacia Estados Unidos se torna cada vez más peligroso. Luego de que las vías del ferrocarril de Chiapas y Tabasco sufrieron afectaciones, muchos indocumentados recorren hasta 50 kilómetros a pie y otros han volteado sus ojos hacia el mar, quienes en pequeñas lanchas ingresan a territorio mexicano, a pesar de los riesgos.El huracán Catrina destruyó todo. Fue muy poderoso, hubo gente que se estaba ahogando en Chiapas, señaló Leonel López Cortés, nicaragüense de 34 años de edad, quien espera el ferrocarril que lo lleven al norte del país en la zona de vías de la colonia La Concha, en Tultitlán.Agregó que en esta época de fin de año disminuye el número de migrantes centroamericanos que viajan a Estados Unidos, ya que la mayoría espera a que terminen los festejos para emprender su recorrido, además de que cada vez son más peligrosas las rutas, pues por un lado son asaltados y extorsionados, y por el otro perseguidos por ser migrantes.Explicó: Está peor que antes. El huracán se llevó la maldita vía y la están arreglando. En el tren está el peligro de que a muchos les han volado la pata o quedan mancos.López Cortés destacó que la mayor parte del recorrido los indocumentados comen tortilla, pan y frijoles, lo que no desalienta a muchos, que intentan cumplir su sueño de llegar a Estados Unidos.Si abandoné mi Centroamérica es por el maldito gobierno bandido, no se acuerdan del pobre que quiere pan, reiteró.Ana Karla Herrera Silva, de 24 años de edad y originaria de El Salvador, relató que en febrero pasado intentó ingresar a Estados Unidos, por lo que su familia pagó cuatro mil 500 dólares a un pollero, aunque tan pronto ingresó a territorio norteamericano fue detenida y deportada.Agregó que ahora realiza el viaje sola, incluso sin guía, el cual inició en Los Naranjos, ubicado en la frontera de Guatemala y México, en donde camino tres días, hasta que logró abordar el tren.Señaló que sí hay trenes, pasan una vez a la semana, pero no se puede subir, van muy rápido. Hay que dar 100 pesos al maquinista para que detenga el tren, que llega hasta Coatzacoalcos.A su vez, Carlos Hernández Dávila, auxiliar de Cáritas, que es la pastoral social de la iglesia católica, destacó que los abusos contra los migrantes se incrementan en lugar de disminuir, por lo que son asaltados y extorsionados cuando pasan por Chiapas, Oaxaca y Tabasco, lo que los obliga a buscar rutas alternativas.
(Puede haber caducado)