Apenas 14 kilómetros separan España de África. De este continente proceden 95.384 de los inmigrantes que viven en la Comunitat Valenciana. Suponen apenas el 13% de total de extranjeros, pero la cifra supera, por ejemplo, la población total de ciudades como Santiago de Compostela, capital de Galicia.

Frente al tópico ampliamente extendido de que la mayoría de magrebíes o subsaharianos no tienen papeles, los estudios de la fundación CeiMigra que maneja la Generalitat revelan que la población africana presenta niveles de integración muy elevados.

“Los más de 58.000 marroquíes que viven en la Comunitat son uno de los colectivos que más aportan a la sociedad y a la economía valenciana”, según fuentes de la Conselleria de Inmigración y Ciudadanía. “Muestran un grado de regularidad muy superior a la media”, agregan.

A pesar de tratarse de un país extracomunitario, más del 60% de marroquíes cuentan con los máximos niveles de integración administrativa (permisos de residencia y trabajo). En comparación, los magrebíes, término que también agruparía a argelinos y tunecinos y otros norteafricanos, están más integrados que los ciudadanos de países ahora comunitarios, como los polacos o los lituanos.

Tras los marroquíes, en la Comunitat hay 18.000 argelinos, 4.800 nigerianos y 3.400 senegaleses.

La Cumbre UE – África celebrada recientemente en Lisboa puso de manifiesto la necesidad de intervenir en problemas estructurales, con inversiones en “energía, medio ambiente y pandemias”.

La Generalitat ha financiado un total de 167 proyectos en el continente vecino desde el año 1996. De hecho, el conseller de Inmigración, Rafael Blasco, destaca que el eje de “las relaciones entre la Comunitat y África se centra en el codesarrollo”.