Bombo N´Dir emigró de África a causa de la discriminación sexual

Mediar entre culturas

La Vanguardia, MARICEL CHAVARRÍA - Barcelona, 24-12-2007

CON EXPERIENCIA AFRICANA “A un machista que se cree superior no le vayas con que aquí hay una ley”
Bombo llegó sola y embarazada, procedente de Dakar. Fue en 1998. Su hijita acababa de morir y ella ni siquiera pudo averiguar la causa. En su país – dice- se le niega a la mujer la condición de cabeza de familia. El hombre tiene la última palabra a la hora de tomar decisiones. “¿Cómo quieres que llevemos a la niña al hospital si no tenemos dinero ni para el autobús?”, fue lo que le dijo su marido. “Me quejé a mi madre pero, ¿sabe qué respondió? ´Él es el padre´. ¡Buf! Cuando la llevamos a un hospital ya era tarde. No me dejaron entrar en la habitación y no me comunicaron que había muerto hasta que llegó su padre”.

Después de eso, Bombo decidió irse de Senegal y no tener más hijos a los que no pudiera mantener. Sólo uno más, para revivir a su pequeña. Huía de las injusticias por razón de sexo y de esas mismas injusticias quiere liberar aquí a otras inmigradas. “Él era polígamo; vale, no pasa nada, me gustaba ese hombre, podíamos compartirlo. Además, no valía la pena pelearse. Siendo madre con cargas familiares te cuesta casarte con otro. Pero es que no había recursos para parir cada dos por tres”, explica.

En Senegal, Bombo era asistente sociosanitaria, ayudaba a grupos de mujeres en la puericultura y la planificación familiar, intentando que espaciaran los nacimientos. “Pero allí tiene un gran valor parir, así que ni mi madre me comprendía. ´¿Por qué eres tan complicada? Eres africana. ¿Por qué quieres cambiar el mundo?´, me decía”.

Una vez en España, Bombo fue acogida en hogares africanos, “donde se me aconsejaba según su cultura, no según la cultura de aquí”. “No creían que tuviera derecho a parir en un hospital sin papeles”. Su primer trabajo como mediadora fue ayudar a una africana a superar la presión social que soportaba por querer separarse de un marido que consideraba el sexo una obligación de esposa. Bombo toca ahora todos los palos de la mediación: educativo, sanitario, laboral, jurídico y comunitario. “No somos suficientes mediadores, hay que ser polivalente. Y no nos llaman sólo por cuestiones de idioma. Recuerdo que en un hospital no había manera de que entendieran a un enfermo que hablaba español”.

N´Dir es una de las 114 personas que forman la red de mediación intercultural de la Obra Social de La Caixa, que en un año se ha duplicado en España y ha instalado 26 puntos de información gratuitos para inmigrantes para compensar las discriminaciones y la falta de información sobre las costumbres, la legislación o los sistemas sociopolíticos del país de acogida.

“Es de agradecer que la Obra Social detectara la necesidad de favorecer la participación ciudadana de la inmigración y de trabajar para el acercamiento. La inmigración – añade Bombo- es un libro a medio escribir en el que las personas de fuera tienen que anotar su cultura y luego leerlo entre todas. Integración no significa ´necesitamos que tú te integres´, ni ´tú tienes que conocerme a mí´. Ambos tienen que acercarse y ser permeables”.

Entre los programas de mediación está el de apoyo al personal educativo, también para que eliminen sus prejuicios. Surt, una de las ocho entidades que forman la red de mediación, tiene un programa de género en el que N´Dir opera: “Sé que como mujer no me aceptan, así que no voy en plan, ´hola, soy la mediadora´. Empiezo por dialogar, usando mi experiencia africana. A un machista que se cree superior no le vayas con que aquí hay una ley”. Paciencia, respeto, empatía, escucha activa, generosidad para entender a las partes y crear confianza son algunas de las cualidades de la mediación.

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