Fiestas inmigrantes (I)

El Periodico, ANTONIO BAQUERO, 24-12-2007

Han pasado muchos años en soledad, pero ahora ya tienen aquí a los suyos. Las reagrupaciones familiares permitirán que decenas de miles de inmigrantes puedan, este año al fin, celebrar las navidades con sus cónyugues e hijos. Y eso lo cambia todo. Por eso, para muchos extranjeros, estas fiestas van a ser muy especiales.
“Por fin tengo a mi hijo conmigo después de seis años viviendo las navidades sola”, cuenta Célida Núñez, una ecuatoriana que esta primavera vio como se cumplía su sueño de reagrupar a su hijo. Por eso, a la hora de las celebraciones ya no hay excusa. “Con mi hijo aquí, este año vamos a celebrar la Navidad como dios manda, respetando todas las tradiciones de nuestro país”, cuenta Célida, que intenta dejar atrás los años pasados. “En estas fechas, los inmigrantes lloramos mucho”, dice.

Dolorosa abundancia
Deidamia Medina, una dominicana, refrenda esa afirmación. “Pese a que yo soy muy feliz aquí, en Navidad lloro mucho. Primero porque me acuerdo de mi infancia, de mis abuelos, de mi tierra. Y también porque, cuando aquí veo tanta abundancia, pienso en mi la pobreza que hay en mi país y en mis paisanos que igual tienen la mesa muy vacía”.
Al volver a estar juntos, la inmensa mayoría de familias inmigrantes van a celebrar estas fiestas con los platos típicos de su país. Esta afán se ha dejado notar en las tiendas de productos étnicos, que registran en diciembre el mes con mayor ventas del año. “La mayoría quiere celebrar la Navidad como en su tierra, sienten un peso muy fuerte de la nostalgia y eso se traduce en una subida importante de ventas de los productos típicos de esos países”, explica el encargado del Colmado Afro – Latino.

Productos étnicos
En la tienda de productos rumanos Unirea también han notado una subida de las ventas, sobre todo de productos típicos de Navidad como los sarmale (hojas de col rellenas), los embutidos, el codillo de cerdo o el cozonak, el pastel navideño tradicional de Rumanía. “Estos días viene mucha gente que quiere comer las cosas de su tierra”, cuenta María, la tendera, ante un mostrador rebosante de embutidos, salchichas, carnes y quesos, mientras atiende a una joven rumana. “He comprado sarmales y cozonak que, en estas fechas, no pueden faltar de nuestra mesa”, cuenta. Mientras, Vali, el propietario, invita a una copita de tuika, el licor de ciruelas típico de la Navidad.
Lo mismo ocurre en Tepemok, una tienda de alimentación rusa. Julia, la dependienta, muestra la nevera donde conservan los embutidos y el caviar. “Hemos tenido que pedir más mercancía porque estos días se ha vendido casi todo”, cuenta.
Y es que muchos quieren vivir esta fiesta a lo grande. La colombiana María Sánchez, que regenta el restaurante El Refugio, va a celebrar la Nochebuena con “un sancocho y con tamales”, los platos típicos de Colombia en estas fechas.
Como muchos latinoamericanos, María tiene la impresión de que “los españoles no celebran la Navidad”. "Aquí la Navidad se celebra en familia y ya está, mientras que allá en Co –

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