Fiestas inmigrantes (II)

El Periodico, ANTONIO BAQUERO, 24-12-2007

Viene de la página anterior

lombia hay más ambiente navideño. Después de la cena la gente se va a bailar. Los vecinos salen a la calle a felicitarse unos a otros y a brindar para olvidar las rencillas.
“Somos más bullangueros”, señala, y pone como ejemplo los “pesebres grandísimos” que se hacen en su país y la tradición, en Nochevieja, de hacer un muñeco de serrín que simboliza el año que acaba y al que se prende fuego esa noche. “Aunque no lo quemaré, sí que este año voy a hacer este muñeco”, cuenta.
Quizás sea porque la distancia magnifica las cosas buenas del país de origen, pero la ecuatoriana Célida comparte la sensación de María de que la Navidad en España “es un poco tristona”. “A mí me parece que aquí se compra demasiado y se siente demasiado poco”, cuenta. Algunos productos locales también tienen tirón entre los inmigrantes. “En nuestra casa ya no hay una Navidad sin la pata de jamón de Jabugo”, cuenta Lesya Voytovych, que no obstante señala que cumplirá con la tradición culinaria ucraniana de “hacer 12 platos principales”.
Sin embargo, no todos los inmigrantes celebrarán estas fiestas en familia. Pese al aumento de las reagrupaciones, son muchos los que aún las pasan en soledad, lo que en estas fechas les convierte en personas emocionalmente muy vulnerables. El psiquiatra Joseba Achotegui, fundador y director del Servicio de Atención Piscopatológica y Psicosocial a Inmigrantes y Refugiados constata esta situación: “La publicidad y los medios de comunicación generan una presión enorme en Navidad con la idea de que es la época de la familia, de la unión, del amor. Todo eso coloca en una situación muy delicada emocionalmente a los que están en una situación de soledad. Y hoy por hoy, muchas de esas personas son inmigrantes que no han podido reagrupar a su familia”.

En la cama
Rosa, una joven boliviana que no tiene aquí a nadie, reconoce que este año intentará vivir la Navidad de un modo más optimista: “El año pasado la pasé durmiendo. Estaba muy sola, había trabajado mucho esos días y no quería saber nada de nadie”. Ante esa situación, son muchos los inmigrantes que intentan pedirse sus vacaciones anuales en esta época para regresar a su país. “Ahora mismo, ya no hay plazas en ningún autobús a Rumanía”, dice Lia Opris, mediadora cultural de la oenegé Quorum.
Pero no solo los inmigrantes cristianos celebran la Navidad. Muchos musulmanes residentes en Catalunya acaban contagiados del ambiente navideño que lo invade todo. Saida, una joven ejecutiva catalana nacida en una familia de inmigrantes marroquís, cuenta que “muchas familias de Marruecos acaban celebrando la Navidad a su manera”. “Aunque somos musulmanes, el hecho de que sean días festivos hace que muchas familias de origen marroquí los aprovechen para comer o cenar juntos”, explica Saida, que cuenta cómo en su casa “ya es una tradición cenar cuscús en Nochebuena”.
Otro día que las familias musulmanas no suelen pasar por alto es el de Reyes. “A los niños – – dice Saida – – les explicamos que son musulmanes y que hay cosas que el islam prohíbe, como comer cerdo. Pero la tradición de los Reyes es distinta. A un niño no le vas a quitar la ilusión y decirle que él, como es musulmán, no tiene regalos”.
“No hay más que ver la cantidad de mujeres marroquís que llevan a sus hijos a la cabalgata de Reyes”, destaca Mohamed Alami, presidente de la Asociación de Amigos del Pueblo Marroquí, que insiste en que “son muchísimas las familias musulmanas que se contagian de la fiesta de la Navidad”. De hecho, su asociación ha enviado una felicitación navideña con el siguiente versículo coránico: “El espíritu de Dios le dijo a María: ’Haré de Jesús un signo para la gente y una señal de misericordia. Le daré la escritura y haré de él un profeta”.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)