MADRID. Jorge Vanegas tiene 34 años, de los cuales lleva ocho viviendo en España, donde trabaja como periodista en el semanal Latino. De todos los protagonistas de esta historia, Jorge es el que primero comienza a celebrar la Navidad. El día 7 de diciembre, igual que hace en su Colombia natal, enciende velas que coloca en las ventanas de su casa, y que no apaga hasta el 7 de enero.Aunque para él quizá la fecha del verdadero inicio de las fiestas es el día 16 cuando, acompañado por un grupo de amigos, reza la novena. En Colombia lo solía hacer las nueve noches hasta la llegada de la Nochebuena, pero en España, como no tiene familia, reconoce que sólo lo hace la noche del 16. Ese día se reúne con un grupo de amigos colombianos en su casa y, junto al pesebre, rezan durante 20 minutos, luego cenan y acaban la noche cantando y bailando con panderetas y maracas para al amanecer comer natilla con buñuelos. Colombia es un país muy católico y a mí desde pequeño me inculcaron la tradición de rezar la novena, cuenta en franca charla con EL UNIVERSAL. Aunque estando aquí solo, en un país en el que a las iglesias sólo van los ancianos, la rezo poco, confiesa.Lo que tampoco hace la noche del 24 es comer un guiso típico de su país: el ajiaco, que consiste en pollo desmenuzado cocido en una cazuela con zanahoria y mazorca. Ni tampoco probará el chocolate con tamal. Esta vez cenará pavo, ya que pasará la Nochebuena en casa de unos amigos españoles.Quienes sí van a seguir con sus costumbres de Perú son el matrimonio formado por Ana María Galindo y Gustavo Torres. Llevan 16 años en España y regentan un quiosco de prensa desde hace dos.Casados y padres de tres niños, aunque viven en Madrid desde hace mucho, quieren que sus hijos sigan las costumbres de su país y por eso el día 24 van a cenar como lo harían en Lima: pavo cocinado con guisantes, zanahoria, pasas y ajis especial (una especie parecida al pimentón), arroz y de postre panetón (un bizcocho de chocolate con forma piramidal).A las 12 de la noche, sin que sus hijos se enteren, colocarán los regalos a los pies del árbol de Navidad y junto al Nacimiento. Además, el día 25 harán una comida especial como la cena del día anterior, y el 31 cenarán pato al horno.A la medianoche, en punto, tomarán las 12 uvas como lo harían en Perú, aunque no quemarán muñecos a la puerta de su casa como es costumbre en su país, porque, como dice Gustavo divertido si lo hacemos en nuestro departamento, los vecinos llaman a los bomberos. Por último, el 5 de enero, por la tarde irán a la Cabalgata, una fiesta que en Perú no hay. Y al día siguiente, aprovechando que en España no se trabaja, harán la Bajada de Reyes. Una fiesta que consiste en que cada uno de los asistentes (familiares o amigos) tiene que recoger una de las figuras del Nacimiento, y al que le toque recoger el Niño Dios, que es la última que se guarda, tendrá que llevar un regalo al año siguiente a la casa en la que se celebre la Navidad.Otro es el caso de Juana Maciel, de 27 años, que desde hace uno trabaja de planta en España cuidando a tres niñas. Ella celebrará la Navidad como en Paraguay, su país. Por eso hace unos días decoró un pequeño departamento que comparte con otras chicas, con luces, un árbol de Navidad y un Nacimiento con sólo seis figuras: San José, la Virgen María, el niño Dios y los tres reyes.El día 24 Juana va a cocinar una carne al horno con limón y ketchup, que se acompaña con torta de maíz. Y, para beber, clericot: una bebida gaseosa hecha con sidra, vino y fruta. Al día siguiente irá a misa a la iglesia de los paraguayos que hay en Madrid, y para comer preparará una sopa paraguaya que hace al horno con queso, leche, harina de maíz, huevo y cebolla. Para despedir el año Juana se tomará las 12 uvas, que meterá, como hacen en su país, dentro de un jarrito de cristal para que le traigan suerte. Y después a bailar, aunque con la música bajito, porque si no dice que los vecinos se quejan. Y es que en España, como ella dice, la Navidad se celebra en bajito.