ONG les adelantan Navidad a migrantes

El Universal, Juan Manuel Barrera, 23-12-2007

df@eluniversal.com.mxTULTITLÁN, Méx. Hay bastante gente buena, gracias a Dios, señaló Antonio Flores Padilla, de Honduras, quien a dos días de la Navidad aguarda el paso del ferrocarril en la zona de vías de Lechería y con otros 40 migrantes centroamericanos recibió comida y ropa de ciudadanos e integrantes de la Red Democracia y Sexualidad (Demysex).Alicia Mancera Almanza, acompañada por dos familiares, sirvió caldo de pollo con verduras, arroz, tortillas y agua a migrantes bajo el puente Independencia, parte del Tren Suburbano. Algunos indocumentados tenían hasta cinco días sin comer.Entrego bolsas de plástico en San Antonio, Tultitlán, y veía grupos que carecían de muchas cosas. Traje café, pan y comida. Así empezamos y hasta ahorita, relató Mancera Almanza, quien desde hace dos años ayuda a los migrantes centroamericanos con sus propios recursos.La activista explicó que a veces los indocumentados forman filas de hasta 300 personas y algunos se desmayan al estar enfermos y no haber comido; en ocasiones, los alimentos no alcanzan y compra jamón, pan y chiles en vinagre en tiendas cercanas, pues nadie se va sin al menos un taco.En sólo dos años, Mancera Almanza ha sido testigo de cientos de vejaciones y abusos contra los migrantes centroamericanos: Muchas veces los médicos no los quieren atender por ser indocumentados, y no debe ser, ya que todos somos hermanos.A su vez, Alexis Sorel Flores Sixtos, coordinador en el estado de México de Demysex, junto con cuatro jóvenes pasantes de medicina y sicología, dio café, ropa y condones a los indocumentados, a quienes explicaron brevemente la importancia del preservativo y cómo emplearlo.¿Condón?, para qué, si ni se acuerda uno, reflexionó Carlos Alberto Cárcamo Larios, hondureño de 22 años, y agregó uno viene con la esperanza de llegar al norte. De mujer, hasta que estemos allá.Christian Rodríguez Muñoz y Karla Martínez Estrada, pasantes de sicología por la UNAM, indicaron que los migrantes consideran la adversidad como un motivo de vida para seguir adelante y al perder amigos o familiares en el recorrido no tienen tiempo para el duelo.Francisco Delgado Bonilla, hondureño de 39 años, mencionó que pasará la Navidad donde me agarre el tren… en el camino. Mi meta es llegar a la frontera. Me agarraron en Saltillo, pero voy de vuelta, otra vez. Ya no hay billete en mi casa.Emmanuel del Ángel Jiménez, de Tecolutla, Veracruz, indicó que hace cuatro meses salió de Laredo con la intención de regresar a su comunidad, aunque al viajar con los migrantes centroamericanos enfrenta muchos riesgos, ya que venir en el tren es perder los derechos, nos maltrata cualquier autoridad, todos.David García Zelada, guatemalteco de 23 años, mencionó que su madre enfermó cuando él salió: Voy a la mitad de Estados Unidos y mi madre muriéndose. Está gravísima. Eso me complica mucho, me hace que no camine más rápido Soy el hombre de la casa y me siento obligado a sacar a mi familia adelante.Sentados en los rieles o en banquetas, en poco tiempo los migrantes comieron y recibieron ropa; luego regresaron a los sitios donde intentan pasar desapercibidos, ya que temen ser asaltados, extorsionados o detenidos por personal del Instituto Nacional de Migración.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)