"Un año después de llegar a Valencia traje a mi familia"

Alfredo Andrade dejó a su esposa e hijos en la ciudad ecuatoriana de Loja para buscar una vida mejor en la Comunitat

Las Provincias, B. LLEDÓ, 23-12-2007

Los que hemos sufrido la separación de nuestra familia sólo pensamos en recuperarla". Son las palabras de Alfredo Andrade, un ecuatoriano de 30 años que lleva siete viviendo en Valencia.

Su historia es como la de muchos otros, un exilio obligado con la esperanza de mejorar su situación económica. “Fue muy duro y difícil. Llegué aquí con 22 años, solo, sin nada ni nadie”, comenta con la voz entrecortada.

Aunque su viaje tiene un final feliz. Con el paso del tiempo ha podido ir reuniendo a su familia. Eso sí, para la reagrupación familiar “hay que armarse de paciencia”. Además, para poder traer a cualquier familiar es imprescindible cumplir una serie de factores relacionados con la vivienda y el trabajo.

En la ciudad de Loja (situada al sur de Ecuador) dejó a su mujer Lucía y a su hijo pequeño, Abimael en el año 2000. Siete meses después logró traerse a su esposa y a su pequeño. En 2002, tuvo a su segunda hija, Laura, que es valenciana y ya ha cumplido los seis años. Alfredo es el presidente de Impiñan, una asociación de indígenas que viven en la Comunitat. Cada día ve a su alrededor a compatriotas que todavía tienen un largo camino que recorrer.

“El 70 u 80% de los inmigrantes hemos sufrido el dolor de esa separación y nos hemos tenido que marchar de nuestro país solos”, asegura el joven ecuatoriano.

Algunos ya han logrado traer a sus allegados más cercanos. La mayoría reúne primero a su mujer y sus hijos y después ya se plantean traer a sus padres. Y es que los trámites administrativos para traer a sus progenitores resultan mucho más complicados.

Pero Alfredo no tienen entre sus objetivos que sus padres vivan en la Comunitat. “Mis padres tienen 57 y 58 años y tienen su vida allí. Sí que me gustaría que algún día vinieran hasta Valencia pero sólo para que conozcan como se vive aquí y que comprueben qué distinto es todo a Ecuador”, dice este joven. Pero una vez la familia está reunida, no todo es siempre fácil. Los problemas de adaptación suelen darse en los más jóvenes.


Problemas de adaptación

“En la asociación conozco muchos casos de familias en la que los padres tienen cerca de 40 años y se han dejado a sus hijos de 10 ó 12 años en Ecuador. Cuando se los han traído tienen muchos problemas de adaptación tanto en los colegios, en los institutos en el ámbito social”, lamenta el presidente de Impiñan.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)