"Estar integrado es sentirse querido"
El Día, , 23-12-2007Jesús Trujillano, director del colegio La Inmaculada, de Armenteros (Salamanca), donde desde hace un mes están viviendo 35 menores extranjeros que llegaron a Canarias en cayuco, explica que los chicos están felices y tienen un buen futuro por delante. La entidad ha ofertado 90 plazas al Ejecutivo canario.
El sacerdote Jesús Trujillano, máximo responsable del colegio La Inmaculada, de Armenteros (Salamanca), donde desde hace un mes están viviendo 35 menores extranjeros que llegaron a Canarias en cayuco, explicó que todos estos chicos están felices y con un buen futuro por delante. Ante la pregunta de si ya están integrados, respondió con sencillez que, en su opinión, estar integrado es “sentirse querido” y afirmó que este objetivo ha sido logrado.
La ONG Fundación Armenteros de Salamanca, a la que pertenece el colegio La Inmaculada, está preparada para recibir a más menores de Canarias.
Este centro salmantino acoge, en la actualidad, a más de 700 chiquillos de distintas nacionalidades de varios continentes, cuyas banderas ondean a la entrada del colegio. Los menores senegaleses que han llegado desde Canarias forman parte ya de los 300 africanos que se encuentran en este centro.
Tampoco es la primera vez que llega allí algún niño procedente de las Islas. Hace años que Trujillano trata con menores canarios.
“Me gusta tanto el carácter isleño que me dirijo a todo el mundo con el apelativo mi niño”, aseguró el sacerdote.
Jesús Trujillano respondió al llamamiento de Canarias ofreciendo 90 plazas para los menores acogidos en los centros de emergencia del Ejecutivo canario y espera que pronto lleguen los 45 restantes para cerrar el compromiso.
“Nosotros hemos roto el frío entre la Administración central y la Consejería de Bienestar Social del Gobierno de Canarias”, manifestó el padre Trujillano, que a punto de cumplir los 80 años lleva con garbo el colegio y conoce uno por uno a todos los niños que tiene a su cargo, mientras demuestra que tiene capacidad para más.
“Cubrimos una parcela a la que no llega el Estado”, dijo en referencia a la residencia de Armenteros y al importante papel que desempeña.
“Aquel que ayuda a un niño no se equivoca”, es una de sus máximas y, en la práctica, este sacerdote lo lleva hasta las últimas consecuencias, movido por un fuerte sentido sobrenatural de la vida. No en vano recordó que, tal y como se vuelve a poner de manifiesto en estas fechas: “Dios se aparece al hombre como un niño”.
Como la base para poder salir adelante es conocer el idioma, Trujillano cuenta con un profesor senegalés, que lleva 20 años en España, y trabaja para que los menores dominen el castellano cuanto antes. Al mismo tiempo, los chicos participan en talleres de mecánica e informática, con el fin de prepararlos para un futuro laboral en cuanto cumplan la mayoría de edad.
“Nuestro trabajo es formar al hombre con los talentos que ha recibido de Dios: que estudien y logren tener una cabeza muy bien amueblada, que les permita ser los autores del desarrollo de su propio país”, resumió Trujillano, quien recordó que los chicos han venido a España con la idea clara de trabajar para enviar dinero a su familia.
Aprovechando la Navidad, el colegio ha puesto en marcha actividades extraordinarias, como excursiones a la nieve, aprovechando que se encuentran cerca de Béjar, así como visitas a nacimientos y la cabalgata de Reyes.
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